Incesto Sin Sangre (4)

-Confía en mi.- Le dije mirándola a los ojos, separándome un instante de su boca. Ella asintió. Mordisqueé su lóbulo y bajé por la barbilla, dejando un reguero de besos, hasta llegar a su clavícula...

-¿La señorita Alexandra no bajará?- Pregunta la ama de llaves a mi papá.

-No. Salió temprano.- Le contestó este.

Sintiéndome como una sanguijuela, finjo no escuchar su conversación. Últimamente todos los días sale temprano. Es obvio que me evita. Desde aquella noche, no me mira ni me habla. Sólo lo hace en presencia de mis padres, para que no sospechen nada. Cerró el trato con la dueña del departamento  y mañana se mudará. Y lo peor; que es como si lo supiera, ha salido todos estos días con mi p...

No me conoces.

Me levanto y masturbándome por última vez, acabo en su cara.

-¿Me amas?- Pregunta con ternura, recostada sobre mi pecho.

La dicha post coital desaparece. Una extraña sensación transforma mi rostro.

-¿Me amas?- Vuelve a preguntar, ahora mirándome.

-Evey, es muy pronto para que preguntes eso.- La distraigo.- ¿Hace cuánto vivimos juntos? ¿Dos meses?

-Tres meses y dos semanas.- Me corrige con una sonrisita de suficiencia.

-Ni siquiera me conoces completamente, aún podrías salir corriendo.- Le advierto seriamente. Ella se echa a reír sin toma...

Incesto Sin Sangre (3)

Su pecho ya no fue suficiente para mi mano y, bajando en busca de algo nuevo, llegué hasta su coño. Advertí la tensión debajo de mí, pero proseguí. Metí mis dedos debajo su pantaleta y acaricié sus labios empapados en fluidos.

Nuevamente me dormí tarde esa noche. Me masturbé hasta que el cansancio me venció. Definitivamente llamaré a Nancy o Theresa, esto me está matando, mi tía me está matando. Aún puedo palpar la turgencia de sus senos en mis manos u oler su humedad en mi dedo índice, tan cálida y ácida. ¡Dios! No podré verla a los ojos hoy.

Sentado en la mesa de la cocina  con mi padre, esperamos a que mi mamá se nos una y también Alexandra. La Sra. Might nos sirve diligentemente en silencio, cambiando algunas palabras d...

Incesto Sin Sangre (2)

Le metí el dedo nuevamente, pero no medí mi fuerza y se lo introduje entero. Ahora se quejó más fuerte y se removió frenéticamente en la cama. -No, no lo hagas.- Suplicó.

He estado todo el puto día en mi habitación. No quiero verla. La vi hoy al desayuno y la imagen de ella duchándose, me vino a la mente en el acto, cohibiéndome. Decidí encerrarme hasta que se me pase este aturdimiento. Me tuve que masturbar tres veces la noche pasada para quedar en paz. Ni se imaginan el escozor que tengo en el pene y en la concavidad de entre mi dedo índice y el pulgar, me duele también cuando voy a mear. Incluso la idea de llamar a Nancy o a Theresa para follármelas me resulta tan aburrid...

Incesto Sin Sangre

Vi como se frotó levemente y subí mi vista instintivamente a su rostro, que pareció disfrutarlo, entreabriendo un poco sus labios y apretando los ojos.

Ya ni siquiera recuerdo en que momento mi vida se convirtió en este infierno. Jamás creí hallarme en una encrucijada igual, hasta que ella volvió. Ella, Ale. Mi tía. No es tan mayor que yo, sólo me gana por cuatro años. Siempre tuve una fijación por ella, según me lo explica mi mamá, nunca me separaba de ella cuando éramos  pequeños. Sin embargo, había quedado fuera de mis pensamientos. Hice mi vida normal y mis padres se tranquilizaron al ver que mi admiración por mi tía era simple cosa de la niñez; y yo t...

Follando a mi sobrina

¿Ella quería ser mi putita? Lo será.

Soy caliente, debo admitirlo, pero tengo mis límites. Mujeres de amigos, ex de amigos. Mujeres de hermanos, ex de hermanos. Madres de amigos, hermanas de amigos. Sólo poseía estas reglas morales por así decirlo, hasta que apareció mi sobrinita. Yo tengo a mi único hermano mayor, Roberto, quien me lleva por diez años de edad. El tuvo a su primera hija a los veinticinco y si mal no recuerdo, yo tenía quince. A los veinte decidí mochilear por el mundo.

Recorrí gran parte de los continentes y para serles...

La virginidad robada (4) N

Ahora, sin Martín en casa...era mi oportunidad.

Martín, Joshe y yo nos quedamos esa mañana…aunque también se quedo Lorena con nosotros. En cuanto se despertó se pegó a mí, cerca muy cerca mientras tratábamos de tomar desayuno. Cuando todos estábamos en la mesa, apareció Eden, saludándonos, aunque ahora ni siquiera me miró. Me evitó todo el rato. Robó algunos panes y un vaso de jugo y fue a encerrarse a su habitación. Tenía sentimientos encontrados. No quería dañar a Lorena, sé que la utilicé con un fin no tan caballeresco, peeeeero no quería estar con el...

La virginidad robada (3)

¿Acaso Eden se hacía la inocente? Lo averiguaría, pero para las penas...estaba Lorena.

Me separé de ella inmediatamente. Asomé mi cabeza con precaución y pude ver la silueta de Martín a través del ventanal, que se situaba a un costado de la puerta. Un nudo apareció en mi garganta. Es increíble, pero tenía miedo de Martín, era mi amigo, pero de todas maneras no dejaba de tener sexo con su hermana.

-Es tu hermano- le susurré- ¡Vístete, vístete!- Le apuré. Eden se rió de mí, pero me hizo caso. Gracias a Dios la torpeza de Martín no había desaparecido y la llave no giraba.

Eden a...

Desterrados

Sangre por sangre, cien años.

La sangre es pecado,

ahora lo sé.

Tú, ahora lo eres.

Me he convertido en el susurro

que escuchan tus oídos,

y en el aire que aspiran tus pulmones.

Tú, mi única llave dorada y resplandeciente,

que con sigilo abres mi puerta intacta por las noches,

de renovada jolgoria.

Soy arcilla en tus manos

vaho en tu boca,

y vida mía, te entrego lo que me queda de ella.

No quedan palabras no dichas

ni caricias no hechas en mi amoratado cuerpo, ...

La virginidad robada (2)

¿Cuántas virginidades puede perder una mujer? La omnisciencia se abre paso.

Se hizo el silencio en la habitación. Diego quedó perturbado y no alcanzaba a reaccionar. Eden  tomo el control, bajando el volumen del equipo, respondió a su hermano.

-¡Estaba durmiendo!- respondió con brusquedad, esperando que su hermano lo creyera.

-Bueno, sólo era  para avisarte que saldré un rato, regresaré en una o dos horas.- Los cuerpos de ambos se destensaron al oír esas palabras.- Cierra las puertas con llave, yo tengo las mías cuando vuelva. Adiós.

-Adiós.- Dijo ella y oyó como...