La holandesa (2)

Dios mío, qué peligro!

Durante varios meses la relación entre Ana y yo continuó más o menos de esta manera: en algún momento me decía que pasara por su casa ese día, a tal o cual hora, casi siempre a las cuatro de la tarde; a veces no me lo decía de palabra, sino que me dejaba la información del modo que habíamos convenido para que yo supiera lo que debía de hacer. Si dejaba en el alfeizar de la ventana el osito de peluche de su hijo, me estaba diciendo que al subir a mi casa llamara a su puerta para que habláramos, si habí...

Jeni y Rosa (10)

Donde esta historia llega a su fin.

Cuando oí la proposición de Marta protesté débilmente: "¿No puede valer que te lleve a caballito?, estoy muy tocado del castigo". Ella contestó que no y afirmó que si me gustaba tanto como yo había dicho, sacaría fuerzas hasta de donde no las hubiese. Así que, mientras nos secábamos, la estuve midiendo con la mirada y pensé que si ella no ponía de su parte sería imposible.

Antes de seguir adelante quiero explicar que Marta y yo llevamos juntos, en este momento, ocho años; que no es poco, y lo qu...

La holandesa

Ella fue la primera.

En el barrio la llamábamos la holandesa, porque su nombre era largo y difícil de pronunciar. Alguno la llamaba Ana y ella, consciente de las dificultades que para los lugareños suponía decir su nombre bien, aceptó gustosa una fórmula que al fin era muy parecido a una expresión abreviada del suyo original. Ana, la holandesa, estaba casada con un español que no parecía español (era alto y rubio como ella); tenía dos hijos de seis y ocho años y una figura imponente, más para la época: era alta, alrededor...

Jeni y Rosa (9)

En los brazos de la mujer fuerte.

Ahora vamos a ajustar las cuentas tú y yo, dijo Marta, y avanzó decidida hacía mí que permanecía firme con las manos a la espalda. Total, sabía que en un espacio tan reducido no tenía ninguna posibilidad de huir, tampoco la tenía de hacerle frente con éxito, estaba desnudo y a su merced y ambos lo sabíamos; pensé que lo mejor era poner cara de: "pasaba por aquí y me dije…" y rezar para que no se sintiera muy agresiva. Llegó a mi lado, me miró fijamente a los ojos hasta que consiguió intimidarme. Cuand...

Jeni y Rosa (8)

Marta se ensaña un poco.

La perrita se puso sobre los muslazos robustos de su ama, y empezó la cuenta de su castigo: "uno, dos, tres…" cada vez su voz estaba más tocada y, cuando la zapatilla rosa de Eva llegaba a la docenita de golpes, ocurrió algo terrible: Rosa se orinó. No se meó sobre el suelo, sino sobre el muslo poderoso del ama

Cuando Marta sintió resbalar sobre su muslo la orina de la perrita dio un bote en el asiento que resulto cómico; para Rosa no, para empezar porque cayó al suelo de golpe y se hizo daño, p...

Jeni y Rosa (7)

Marta sigue mandando, y cada vez más

La comida transcurrió tranquilamente. Yo comí y bebí muy a gusto, aunque me encontraba mal; estaba contento de tener a Marta a mi lado, me sentía protegido. Jeni no parecía particularmente tensa; solo lo pasaba mal la perrita que tenía dificultades para comer, con las manos atadas a la espalda, teniendo que coger la comida del suelo con los labios y los dientes, bebiendo de un plato con la lengua como los perros; además, debía de haberse percatado de su situación, se la veía bastante asustada y, encim...

Jeni y Rosa (6)

Donde Marta nos pone a todos firmes.

Rosa se enfadó: "¿qué pasa, no vas a pagarme mi dinero?" dijo irritada y Marta le respondió dándole un bofetón que la mandó contra el quicio de la puerta… de lo que pasó a continuación yo me enteré algo más tarde, de momento solo oí la confusión y el ruido de la pelea, cogí de la mano a Jeni y le pregunté qué pasaba, ella me dijo que Rosa y Marta estaban peleando (en realidad la fortachona estaba dándole una tunda de padre y muy señor mío a Rosa), comenté que hacían mucho ruido y así no iba a poder do...

Jeni y Rosa (5)

donde aparece Marta en escena y...

"Está bien", dijo Rosa me echó de encima de sus piernas empujándome, después de esto las abrió, "mete aquí tu lengua, cuando acabes de hacerme el servicio le darás a este imbécil la paliza que se merece", y la agarró por el pelo dirigiendo la cabeza de la vencida a su objetivo.

Lo que más me asustaba de Rosa era que con los orgasmos en vez de calmarse, como nos pasa a casi todos, se enardecía. Cada vez se le ocurría una maldad nueva, que caía sobre uno de nosotros y lo encontraba divertido. De m...

Jeni y Rosa (4)

El miedo hace hacer cualquier cosa.

Me sacó del pensamiento la voz de Rosa que preguntaba; "¿quieres librarte de otra tanda?"...

"Sí, ama, claro que sí, ordéneme algo, por favor", dije yo y, en mi voz, había tal tono de suplica, o de desesperación, que hasta Jeni se echó a reír con lo trabajada que ya estaba en ese momento. Yo tenía solo una esperanza a esas alturas, que llegara de una vez Marta, me diera una tunda de padre y muy señor mío y me mandara, al fin, al hospital, porque cuanto más tardara la otra, más palos me daría Ros...

Jeni y Rosa (3)

Donde Rosa domina a jeni y nos castiga a los dos.

Jeni no decía nada, miraba al suelo mientras se acariciaba la mejilla, Rosa se le acercó y le levantó la cara obligándole a mirarla: "¿Harás lo que yo te mande?" Pensé que iba a decir que sí, sellando de esta manera mi destino, pero se levantó y le mandó a su amiga un puñetazo que la hizo retroceder vacilando

Se lanzaron la una contra la otra como auténticas salvajes, intercambiando golpes, mientras yo intentaba por todos los medios desatarme, tenía la certeza absoluta de que la pelea la ganaría...