Ascensor al paraíso I
Unas aburidas y solitarias vacaciones cambian de signo al conocer a una pareja. Lucía y su cuerpo harían perder el norte al más templado; aunque la seducción siempre encuentra barreras que debe derribar antes de triunfar
Definitivamente, por más que llevaba dos horas preguntándomelo, no sabía qué rayos hacía en ese avión, ni qué haría en ese hotel, en esa isla… solo.
Mi pareja, en uno de sus habituales enfados con el mundo y sus habitantes, había mandado “lo nuestro” al limbo del “standby”, justo en la semana de vacaciones que tanto me había costado conseguir en mi trabajo. Yo, ni corto ni perezoso, le había tirado el “full” de que no pensaba deshacer los planes y que me venía solo a la isla, a ver si durante esa sema...