Hasta el último aliento
Un puente festivo en un a aislada casa rural sirve para retomar tórridamente una intermitente relación prolongada durante muchos años
El ansiado momento por fin había llegado, mi auto encaraba el carril que me llevaría hasta la casita rural aislada que había alquilado para el corto puente festivo. Dentro del coche había cuidado de llevar todos los víveres y elementos para no tener que salir de la casa hasta el momento de la vuelta, todo lo necesario, hasta la imprescindible mujer que me acompañaba en el asiento del copiloto, relajada, sonriente, dejándose acariciar por el sol que entraba por su ventanilla, no podía ver sus ojos, protegido...