Una pareja se lo monta delante de mi casa
Subí a la terraza en busca del frescor de la brisa en una noche del verano de Sevilla, pero lo que me encontré no bajo la temperatura de mi cuerpo, sino que la subió: una pereja lo hacía justo delante de mi casa.
Llegué a casa del trabajo. Viernes. Qué diferentes eran los viernes a los treinta largos de edad que cuando se era más joven. Sobre todo ahora que uno estaba casado y vivía con su mujer e, incluso tenía un pequeño en casa.
Mi mujer y el pequeño pasarían aquella noche en casa de mis suegros, ya que al sábado siguiente ella trabajaba y la casa de mis suegros le evitaba un buen trayecto de coche.
Pero vamos, tener la casa para mi no implicaba lo que significaba en una mentalidad de alguien más jove...