Una muesca en el revolver

Seguro que habéis tenido fantasías con mujeres que apenas os conocían. A mí la vida me dió una oportunidad...

Se llamaba Begoña y había sido uno de mis sueños eróticos de la adolescencia. Era una mujer que iba mucho por el bar de mis padres, y siempre me había resultado una mujer potente, graciosa y lasciva. Claro que yo solo la había conocido en el entorno del bar.

Así que un buen día, apareció en el despacho con sus hermanas. ¡Vaya tres hembras! A cada cual mejor, pero Begoña me seguía pareciendo la más potente de las tres, aunque me hubiera follado a cualquiera de ellas. traían un asunto de herencias famil...

Mi vecina ana

Por pura casualidad, descubrí que la cuarentona de mi vecina aprovechaba la cercanía de las ventanas de nuestras casas para espiarme...

Yo sabía que mi vecina me espiaba. Me dí cuenta un día en que se me olvidó llevar la ropa interior al cuarto de baño, para cambiarme después de darme una ducha. Entonces, yo tenía quince años y vivía con mis padres en un piso cuyas ventanas, en su mayoría, daban a un patio interior.

Mi vecina no estaba mal para tener cerca de la cuarentena. Tenía dos hijos imbéciles con los que nadie en el barrio se trataba, y un marido que nadie sabía en qué trabajaba, solo que se pasaba la mayoría de la semana fuera...

Compartiendo piso y ligue

Jueves noche, fiestas universitarias, alcohol y ganas de pasarlo bien.

Jueves noche. Fin de curso. Fiestas universitarias en casi todos los bares. Resultaba imposible dar tres pasos seguidos sin que una par de chavalas de veinte años (o menos), te asaltasen vendiendo tres copas por diez euros. Evidentemente, uno se deja engañar, rezando para que no te metan demasiado garrafón en la copa. Entré en uno de los bares que anunciaban fiesta de biología. Me chocó el olor a humanidad, a sudor y a colonia barata. Olía a puticlub rancio. Pero estaba lleno de adolescentes en tirantes, bo...

La tia ágata

Las tardes de verano, aburridas, en compañía de la tía Ágata, no lo son tanto.

A veces pienso que en algún momento que no recuerdo, he firmado un pacto con el diablo. Pagaré con mi alma las bondades de las que disfruto en ésta vida. Trabajo en lo que quiero y me gusta, gano una pasta enorme y, además, tengo un cierto tipo de encanto que cala en las personas. Tuve una buena infancia y una mejor adolescencia. Palos, lo que se dicen palos, no me he llevado ninguno, y mi verdadera pasión la he practicado con toda la frecuencia que he deseado.

Me inicié en el sexo a los trece años. E...

La viuda

Un fin de semana romántico que se ve frustrado... o no.

Había quedado con una mujer para irnos de escapada a una casa rural. La señorita en cuestión estaba casada, su marido le había sido infiel en varias ocasiones y me temo que ella quería devolverle la moneda. Pero no pudo ser. Mi partenaire me llamó el jueves por la tarde para decirme que no podría venir conmigo. Imagino que se estaría reconciliando, por enésima vez, con su marido.

El caso es que tenía una reserva para el fin de semana y nadie con quien compartirla, así que cogí el coche, metí unas cuan...

Chela (memorias de un depredador iii)

Un trato con la chica que limpia la escalera

Mi casa suele estar hecha un desastre. Paso poco tiempo entre mis paredes, y para el rato que estoy, no me apetece mucho limpiarla y adecentarla, claro. Hasta que una mañana encontré la solución, casi por casualidad. Resulta que hay una chica que limpia la escalera del edificio. Nunca me había cruzado con ella porque viene después de que me haya marchado. Pero aquella mañana se me habían pegado las sábanas y me iba al despacho como media hora más tarde de lo habitual. Y me la crucé en la escalera. Una chica...

Simona (memorias de un depredador ii)

Soy un depredador, y nunca pierdo una oportunidad para hacer lo que más me gusta. Esta vez fue el turno de una sumisa clienta, necesitada de...

Lo que va a leer a continuación NO ES UNA EXPERIENCIA REAL. Imaginación al poder...

Tenía unas tetas descomunales y veintantos años. Era rumana, no tenía donde caerse muerta pero traía un crío dormido pegado al pecho. Como siempre, venía a ver de dónde podía sacar algún dinero.

Abrí la puerta y descubrí que la rumana vestía un chándal, azul, con la cremallera abierta, mostrando parte de su pecho. No podía saber si llevaba alguna camiseta, o sujetador, allí debajo, pero sí sabía lo que iba a pasa...

Infiel (memorias de un depredador iv)

La dueña de una tienda puso sus ojos en mí, y yo correspondí con... halagos.

Las miradas lo dicen todo. Sólo hay que saber interpretarlas, y debo reconocer que éste no es un trabajo sencillo.

Había ido a una perfumería para comprar un regalo. Es una de esas tiendas que se niegan a reconocer el paso de los años, con techo bajo y vigas de madera, olor a productos de limpieza y fluorescentes blancos. Cuando llegué, había una pareja de abuelos hablando con la dueña, mientras la dependienta trajinaba colocando productos en los estantes de madera. Tuve así unos minutos para examinar...

Lisbeth...

Las "ventajas" de las nuevas tecnologías dan una gran oportunidad al depredador del sexo

Lo que va a leer a continuación NO ES UNA EXPERIENCIA REAL. Imaginación al poder...

Conocí a una chica a la que excitaba más contar lo que le había pasado que lo que hacía en sí. Enganchada al Facebook, al Tuenti, al Twitter y a otras tantas páginas que publicitan toda tu vida personal, esta chica sacaba a la luz todo lo que le pasaba. La conocí a través de una página de contactos. Había tenido un asunto en el despacho que tenía que ver con este tema, y reconozco que me picó la curiosidad. Que, hoy po...