Una casita de Castilla (5: Una visita inesperada)

Dos hermanos se dejan llevar. Pero la inminente llegada de alguien pone freno a lo que tanto estaban disfrutando. Esa llegada, sin embargo, traerá algo mejor.

5: UNA VISITA INOPORTUNA.

Hasta esa noche no hicimos ningún comentario sobre lo sucedido. Ni siquiera cuando estábamos a solas. Éramos conscientes de lo peligroso que sería que nos descubriesen, y no queríamos correr ningún riesgo. Ni siquiera se producía ninguna mirada entre nosotros que pudiera delatarnos. Simplemente, nuestro comportamiento era como si nada hubiera sucedido. Después de cenar, con el pretexto de salir a jugar, nos fuimos al bosque. Queríamos esa intimidad para hablar.

—M...

Una casita de Castilla (4: El gran momento)

Dos hermanos se dejan llevar. El sábado tan deseado por fin llega, y nada impide que hagan todo aquello que anhelan.

4: EL GRAN MOMENTO.

Desde ese día, a la hora de comer; ya empezamos a desear como nunca imaginamos que lo haríamos, que volviese a llegar el sábado siguiente, de nuevo mercado en la ciudad, y de nuevo tendríamos toda la mañana para nosotros solos.

Por la tarde, siempre teníamos tiempo para estar juntos, pues íbamos a jugar, les decíamos a nuestros padres. Y, estábamos de vacaciones, y en el entorno no había peligro ni riesgo alguno para nosotros. Aquel era nuestro pequeño paraíso conquista...

Una casita de Castilla (3: Secreto Prohibido)

Dos hermanos se dejan llevar. El recién descubrimiento del placer sexual entre ellos ya no les hará parar, y aprovechan una ausencia de sus padres.

3: NUESTRO SECRETO PROHIBIDO.

Los días siguientes, transcurrieron con normalidad, sin que volviéramos a repetir lo de nuestra llegada. Pero sí que hablamos de aquello, de cuánto nos había gustado esa experiencia nueva, de las sensaciones que nos habían producido, de la textura del semen en su piel; y de que aún ella me tenía que decir cómo hacerla correr, pues, según sus palabras, también las mujeres se pajeaban. No hacía falta decirlo, porque ambos sabíamos cuánto deseábamos tener la oportunida...

Una casita de Castilla (2: Llegamos al pueblo)

Dos hermanos se dejan llevar. La llegada al pueblo y la libertad que ahí tienen les hace repetir otro contacto mas osado.

2: LLEGAMOS AL PUEBLO.

Mi padre se había quedado de vacaciones, y nos íbamos al pueblo. Ese día y el anterior, dedicado a prepararlo todo, fue un caos. Mi padre no corría mucho y las carreteras de entonces no eran como las de ahora. Así que, cansados y acalorados, llegamos por fin al destino. Nuestra madre enseguida nos mandó a jugar, porque quería quitarnos de en medio, para ella poder colocar a gusto las cosas. Lo primero que hizo fue sacar los bañadores, nos cambiamos, pues ya hacía calor ese...

Una casita de Castilla (1: Se acaban las clases)

Dos hermanos se dejan llevar. Primer contacto entre ellos con la llegada de las vacaciones estivales.

1: SE ACABAN LAS CLASES.

A los quince años siempre deseas que lleguen las vacaciones del verano. Ese verano del ochenta y uno tardó mucho más de lo que yo hubiera deseado en llegar, pero por fin lo hizo, y ahora todo el deseo consistía en que llegase el momento de irnos a nuestra casita de Castilla.

Mi hermana Rebeca, dos años menor, y yo, estábamos esos días bastante revueltos, esperando que nuestros padres nos llevasen al pueblo castellano. Allí teníamos mucha más libertad en todos los as...

Sofía lo sabía (8: Todas ellas dominadoras)

Sofía lo sabía siempre lo supo, y ahora lo sé yo también. Narración de la seducción de un padre.

8: TODAS ELLAS, DOMINADORAS.

Después de aquella tremenda mañana, comimos y pasamos la tarde en la playa. De nuevo pude ver plenamente, y tan cerquita de mí como quisiera, los pechos de todas mis mujeres, incluso tocarlos con disimulo mientras les aplicaba la protección solar. Ninguna de ellas se quedaban atrás e intentaban provocarme erecciones (y lo conseguían), al darme a mí también crema, o al jugar en el agua. Cuando, victoriosas, comprobaban que mi pene había crecido hasta su máximo tamaño...

Sofía lo sabía (7: Ellas llevan la iniciativa)

Sofía lo sabía, siempre lo supo. Narración de la seducción de un padre.

7: ELLAS LLEVAN LA INICIATIVA.

Después de haberme corrido entre gritos aquella tarde, mi confusión había aumentado hasta tal punto, que no sabía ni qué hacer ni qué pensar, por lo que estaba a plena merced de lo que mis hijas quisieran hacer. De regreso al hotel, para prepararnos para la cena, yo caminaba en absoluto silencio, desconcertado y sin saber que decir. Mis hijas lo notaron, y caminando a nuestro lado, Sofía, la más precoz, me lo hizo notar.

—Estás muy callado papá, ¿todo va bien?...

Sofía lo sabía (6: Confabulación para pecar)

Sofía lo sabía, siempre lo supo. Narración de la sedución de un padre.

6: CONFABULACIÓN PARA PECAR.

Me quedé tumbado en la cama, después de haber estado con mi hija pequeña y finalmente, me dormí. No sé cuánto tiempo transcurrió. Sólo sé que en sueños oí la voz de Teresa que decía:

—Despertad a vuestro padre o se eternizará en la cama.

Y las dos muchachas se arrojaron a donde yo estaba, boca arriba y desnudo, intentando cumplir la orden de su madre. Las sentí zarandearme, sobarme todo el cuerpo, incluidos los genitales, mientras al unísono decían:

...

Sofía lo sabía (5: Perdiendo el control con Sofía)

Sofía lo sabía, siempre lo supo. Narración de la sedución de un padre.

5: PERDIENDO EL CONTROL CON SOFÍA.

Intentaba dormir la siesta. Las mujeres habían dicho que se habían ido a la playa. Intentaba dormir la siesta, pero no podía. La imagen desnuda de mis hijas me lo impedía. Aún tenía fresco el recuerdo del recortado bello púbico de ambas, para evitar que se saliera por los bordes de sus braguitas del bikini. Sus pezones erectos, apuntándome, y las manos casi infantiles de ellas, bajándome el traje de baño, hasta dejar mi verga erecta señalándolas sin pudor. La q...

Sofía lo sabía (3: perdiendo el control con lorena

Sofía lo sabía, siempre lo supo. Narración de la sedución de un padre.

3: PERDIENDO EL CONTROL CON LORENA.

Durante todo el día no dije nada al respecto de lo que había sucedido en la playa. Pero esa tarde sí tuve certeza que se había formado un pacto entre ellas. Me bañé con las tres, y me bañé con ellas dos solas también. Estando su madre, y a solas, su comportamiento era exactamente el mismo; lo que cambiaba era su conversación cuando Teresa no estaba. Jugando en el agua con mis hijas, tocándonos inevitablemente, volvió a suceder lo mismo que me había ocurrido co...