Pervertido en la calle
Un pervertido acaba recibiendo una lección
Eran las diez y media de la noche, una mujer entrada en sus 40 años caminaba rumbo a casa. El día en la oficina había sido agotador y le dio el tiempo justo a ir a por la cena. A pesar de su edad, tenía un buen tipo, como si tuviera 25 años. Su larga melena rubia y sus ojos azules daban un toque de belleza que era muy deseada entre sus compañeros de oficina.
En una de las calles, un hombre salió a su encuentro vestido con un albornoz se abrió lo que llevaba puesto dejando una gran polla erecta al aire...