Liberada - guiando a la perdición I
Jadeaba y gemía, agarrando con su mano libre como podía sus enormes tetazas y acercando sus extra grandes pezones a su boca, como deseaba que aquel par de enanos cachondos que estaban afuera con las chicas, estuvieran ahora sobre ella con sus jóvenes y potentes pollas, vibrando por ella.
- Ja, ja, ja, ja, ja….
Estallo Yolanda en una carcajada ante la última animalada de su amiga Verónica, la pequeña pepona de mejillas sonrojadas, piel blanca y cabello castaño rizado que siempre la hacía reír desde que estudiaron juntas ADE.
- Venga nena no me digas que no es cierto.
Insistía Verónica en su comentario.
- Ja, ja, ja, tal vez, tal vez, nena, tal vez, ja, ja, ja, ja.
Contestaba Yolanda sin dejar de reírse estentóreamente.
- Te repi...