Miradas: la mujer del cabello negro
El calor le hacía perder el recato, o le daba la excusa para guardarlo en el cajón sin que su compañía pensara mal de ella. Una razón para inclinarse hacia mi.
La melena negra, larga, fresca. Cada giro de su cabeza desprendía ese olor. Sólo podía imaginarlo. La distancia no me permitía más que soñar.
El aire se templaba desde hacía unos días. No lo suficiente para abandonar el abrigo, pero sí para que calentara en exceso la mañana. Ella iba de negro, con unas pinceladas blancas. Pantalón negro, camiseta negra, escotada, y una camisa blanca remangada y al cabo de unas horas abierta.
El cabello recogido en una cola descuidada, con mechones descolgado...