La mujer más deseada

Elena era la más llamativa de todas. Debía medir más de 1,70 y se le notaba atlética, con un vientre plano. Hermosa. Sonia era muy delgada, pero sus ojos azules y su rostro aniñado la convertían en un bombón y su trasero desafiaba la dureza del diamante. Y Paty, la más bajita, la menos atlética....

Esta noche estaba seguro de que iba a tener sexo. No sabía a cuál de las tres iba a elegir, pero tenía claro que iba a pasar por la piedra a una de las mexicanas. Parado ante el espejo enorme de su habitación se colocaba el paquete mientras se relamía pensando en lo que le esperaba. Con un poco de suerte y de tiempo quizás podría incluso follarse a más de una de las amigas.

Pedro se sabía atractivo, incluso podría decir que guapo, gustaba a las mujeres. Había notado las miradas turbias de las tres j...

La mujer de blanco

Se abandonó en el asiento, que se amoldó sumiso al candor de su vestido. Blanco, corto, casi diminuto, justo a la medida de su piel morena. Al sentarse sus muslos redondos escaparon al leve pudor que les ofrecía la tela.

Su abandono corporal me había sacado del sopor de la espera interminable. Llegó ajena al mundo que la rodeaba, algo ruidoso, impaciente, lleno de confidencias forzadas por el aburrimiento y sonrisas hipócritas. Su aparición trazó un oasis de belleza inmaculada en el ambiente graso de la repleta sala de espera. El desagradable aviso de llamada coincidía con la aparición en la pantalla de un nuevo número.

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Hacía mucho tiempo que me amoldaba al asiento plástico de la enorme sala de esper...

Miradas: El trasero de la camarera

Microrelato que cuenta la visión de una camarera y la reacción que provoca

Sus pechos debieron sentir la humedad del deseo de las miradas que se concentraron en ellos. La ausencia de contención de la joven no permitía actitudes tibias y mucho menos relajadas. El grupo de amigos se tensó para sostener aquella profusión humana, femenina. Sonrisas nerviosas, miradas asombradas, tripas cuarentonas reprimidas violentamente. Pero la tentación pasó de largo y las miradas concentraron en la redondez lunar del trasero firme, de la falda ajustada, milimétrica; de las piernas ciclópeas, marm...

Miradas X. Reto superado

Microrelato. La mirada sobre los pechos de una mujer que sale del baño.

La puerta del baño masculino cerrado, un tío meando que ya se retrasa más de lo que mi vejiga va a poder soportar. La puerta del aseo femenino también cerrada y ni una chica haciendo cola que al menos que entretenga la espera. Maldita suerte la mía. Había visto ir hacia el baño a una mujer que desde hacía rato había despertado mi interés. Estaba sentada con su pareja, su marido intuyo, y mantenía una pelea constante con la tela de su vestido para que sus muslos no quedasen expuestos. Su pareja parecía empeñ...

Ansiedad

Poco a poco se fue dejando llevar, desapareció, o más bien desaparecí yo. Se acariciaba los pechos, primero suavemente y poco a poco con más fuerza, con rabia. Sus dedos frotaban el clítoris y se retorcía de placer. Se metía uno, dos, tres dedos y se follaba con fuerza.

El día que lo asumí llegué tarde a casa. Inesperadamente. No pude avisar. Todo estaba oscuro pero estaba seguro de que Sandra no había salido. Sólo tuve que girar levemente la llave para entrar. - Hola -. Nadie contestó. El piso inferior estaba vacío. Subí las escaleras y entré en nuestra habitación. Una delgada línea luminosa marcaba la frontera entre el dormitorio y el baño. Me acerqué con la intención de sorprenderla, se estaría dando una ducha. Por si la situación era algo más íntima fui sigiloso. Unos...

Miradas: Prendido

La visión de una mujer hermosa, excitante. Un recuerdo. Un deseo... (microrelato)

En ocasiones una mirada esquiva y unas palabras amables pero distantes te prenden el deseo y aunque sabes que no es el camino no puedes evitar llamar a la puerta, casi suplicar. Cosas de la desesperación. La mirada huidiza es morena y profunda. La vi caminando, ligera, decidida, pero no llegué a tiempo de alcanzarla y se coló en su coche. Hacía tiempo que le había perdido la pista. De hecho, me había abandonado el cosquilleo en la memoria que me producía su imagen atlética, el cuerpo brillante por el agua d...

Cierre de Campaña

Lo cierto es que ambos, y al mismo tiempo, se me estaban insinuando, en realidad casi se podría decir que me estaban metiendo mano. Habían sido muchas horas de trabajo en los últimos días, muchas confidencias. Los tres pasábamos por un mal momento en nuestras relaciones de pareja.

Nuestro candidato elevó el tono de voz y soltó una de esas frases del argumentario que hacían que los periodistas, que se apostaban indolentes en el corralito, pusieran sus bolígrafos a toda máquina para no perderse una coma de lo que podría ser un buen titular para sus noticias. Cuando Santos Rodero soltaba una de estas perlas las luces del auditorio se encendían a toda potencia y todos nos levantábamos a un solo grito aplaudiendo a rabiar y agitando nuestras banderitas celestes al aire.

Unos segun...

La fantasía de Ximena

Este relato está realizado por encargo. Ximena, una mujer tetona, como ella se define, me pidió que llevara su fantasía al papel. Este es el resultado. Gracias Ximena por la confianza y por compartir conmigo tu fantasía. Espero que algún día puedas cumplirla.

Desafiaba todos las leyes de la gravedad. Las tetas de esa mujer me habían atrapado y me sentía flotar entre las dos masas de carne suaves y firmes. Tenía dos tetas tan descomunales, tan ingrávidas, tan desafiantes que me sentía arrastrado hacia el abismo que se abría entre sus pechos. El campo magnético que generaban me tenía imantado, incapaz de escapar mi mirada de aquellas dos montañas infinitas entre las que soñaba zambullirme.

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La primera tetona de mi vida fue mi profesora de primar...

Miradas: Traseros mentirosos

Su posición me obligaba a lanzar miradas furtivas constantemente. No quería molestar, pero no podía evitarlo y no sabía cuanto iba a durar esa posibilidad de disfrute.

Andaba con la mirada distraída, vagando desde la enorme cristalera que dejaba apreciar un cuidado jardín a los traseros de dos chicas que charlaban animadamente y también, como yo, apuntaban sus miradas hacia el frescor del patio. Desde que recuerdo, siempre que he ocupado asiento en una sala de espera médica he prestado más atención a lo que me enseñaba el oído que a lo que me decía la vista. Esta vez no me llegaba nada interesante y andaba ensimismado, sólo los dos cuerpos femeninos me sacaban de las prof...

La propuesta

Lucía un cuerpo sinuoso, exuberante. La ropa que solía vestir no era suficiente para sostener sus curvas. Su piel brillaba, sus ojos sonreían inquietos, incapaces de fijarse en un objetivo.

Su propuesta era a un tiempo morbosa y angustiosa. Me imaginaba la situación e instantáneamente me excitaba, notaba una opresión en la garganta. Lucía permanecía impasible después de describirme su fantasía, divertida. Solo la comisura derecha del labio se había elevado imperceptiblemente y el ojo se achinaba burlón. Lo estaba disfrutando. Sabía que no iba a poder negarme.

Y no tenía la intención de negarme, aunque sólo dejando volar la imaginación ya sabía que aceptar su propuesta iba a producirme...