Mi balcón fue testigo
Doy gracias que los balcones no hablan, porque si así fuera, me condenarían como a la más perra de todas.
Aquí estoy nuevamente para contarles mis aventuras con mi vecino.
Durante la semana no vi a mi vecino, ni de cerca, solo a su esposa pero de pasada, nos saludábamos y cada una a lo suyo. La esposa de mi vecino no tenía ni idea de la aventura que habíamos vivido en el ascensor ni lo que había pasado en mi balcón, entre su esposo y yo.
De algo estoy segura, mi vecino jamás la había lamido a ella con la lujuria que me lo hizo a mi, como tampoco ella nunca le había chupado el pene de la forma...