Nuestra prima Karen
Dos primos y su prima continuan la fiesta en casa de ella.
Era casi la una de la madrugada cuando los tres nos subimos al taxi amarillo y cómodo que habíamos pedido por teléfono minutos antes. Mi primo César era el más prendido con los tragos aunque mi prima Karen también estaba algo cogida de cervezas riéndose de cuanta tontería decía César. Yo era tal vez el más consciente de los tres por haber tomado poco, pero igual me sentía algo entonado y alegre. César aun tenía media botella de ron en la mano cuando al llegar el taxi se parqueó en la puerta de la casa...