La tortura de la puta

Me has dicho que lo merezco, que tienes que castigarme. Pero no me imaginaba que fueras a hacerlo de este modo...

Mis cuatro extremidades apoyadas sobre el cobertor de la cama… Dos rodillas separadas, dos palmas de manos casi entumecidas a tu lado. Medias delicadas, tacones aun puestos. Y la cabeza de la putilla que me has traído metida en mi entrepierna. Su lengua me recorre el coño desde hace… ¡Dios! He llegado a perder la cuenta. No tengo reloj, las ventanas están cerradas y lo único que me sirve para contar el tiempo son los casi cinco orgasmos que he tenido… Y digo bien… Casi…

Maldito cabrón… casi…

La...

Cena Preparada

Por muy cansada que llegue una mujer a su casa siempre tiene que estar dispuesta a ser el juguete sexual de su dueño...

La mujer llega a casa de noche, cansada tras la jornada laboral. Los hombros caídos indican que ha tenido mucho trabajo, que no ha sido solo estar por estar, aunque de esos también tiene días. Hoy casi se la nota abatida, con el uniforme de faena, sin ganas de cambiarse en su centro… Con lo único con lo que sueña es una ducha.

Sube las escaleras y se encuentra a su pareja en el primer rellano, sentado en el suelo de mármol, con el pantalón desabrochado y la polla semierecta en la mano saliendo a travé...

Polla hermana... polla disfrutada... (4)

Ha que saber beber... cualquier cosa con tal de apagar el calor de la entrepierna. Mi coño arde con el recuerdo de la polla de Víctor. Y, ¡joder!, no hay whisky en el mueble bar...

Un maldito, horrible y jodido viernes.

No, perdón… Ya era sábado. Cosas del no dormir.

La idea de un whisky ahora me tenía consumida. Era una necesidad apremiante echarme algo ardiente a la garganta, quemarme la lengua con el líquido, perder la cabeza por unos momentos bajo los efectos del alcohol. Emborracharme, dormir. Porque sabía que si no bebía pasaría la noche recordando las imágenes que me habían regalado entre ambos, Víctor y Verónica. Y masturbándome, eso también.

Mis bragas…

...

Como aficionarse al tequila

Si mis amigas me dejaran seguir imaginándome con el camarero de la fiesta... ese que quiere enseñarme a beber... tequila.

Por Dios… ¡Cómo sacas eso ahora!

Me atraganto con las palabras, que no puedo llegar a pronunciar porque me tiembla el labio inferior, y la lengua se me ha pegado al paladar, al estar la boca escasa de saliva. Eso, es tu polla, y sacar… sí, la has sacado. Entera, dura y tiesa, a través de los botones de la bragueta de tu pantalón vaquero. Jugosa, plena, una delicia de polla erecta.

Coges mi mano y la depositas a pocos centímetros de ella, justo en tu muslo, para que sea yo la que dé el siguiente pa...

Te deseo...

Si llega la noche y no se encuentran nuestros cuerpos... si llega la mañana y nos duele la falta del olor del otro en la almohada... Si eso pasa, amor mío, si eso pasa...

Ojalá pudiera abrazarte fuerte para quitarte esa inseguridad tan aplastante que siento en tus palabras. Ojalá mis labios se pudieran fundir con los tuyos para que respiraras el aliento que exhalo. Ojalá poder poner la mano allí donde late tu rabia y sentirte fuego y brasas. Ojalá...

Ojalá...

Desesperado te siento, amante mío… Tuya la ansiedad que hago mía, tuyo el deseo que prende mi alma.

Que no te duela mi ausencia, que más de una vez he faltado, y los reencuentros de dos sexos que se ll...

Polla hermana... polla observada... (3)

Los viernes son muy malos cuando una se queda en casa, pensando en una polla que parece inalcanzable... Gracias a que existe el ordenador de un hermano.

Si… un puto viernes.

Todavía no conseguía olvidar la cara de mi hermano Víctor cuando me pilló en su cama, con la mano dentro de las bragas y la cara pegada a la mancha que su polla había dejado aquella noche. Su cuerpo, parado bajo el dintel de la puerta, con una toalla a la cintura y el torso desnudo y algo mojado aun… El cabello revuelto y los ojos abiertos como platos.

Juraría que también la mandíbula desencajada, pero no estoy segura. Enseguida había bajado la mirada, de pura vergüenza que...

Sentirte otra vez.

Estar casada limita mi forma de vivir mi sexualidad... Si yo pudiera...

Hubo un tiempo en mi vida en que separaba las piernas y los hombres acudían… Sí, en manada acudían. No sé si me olían, no sé si la vista de mis carnes prietas les excitaba, imagino que el sonido de mi voz llamándoles también ayudaba…

En ese tiempo disfruté de sus sexos tanto como pude, tanto como me ofrecieron. Fui amante y confidente, amiga y puta… Escuché tanto sus quejas como sus jadeos, sus lindas palabras y los insultos de los que tanto mi cuerpo gozaba. Sentía sus almas… escaparse por la leche e...

Polla hermana... polla deseada... (2)

Cuando lo único que puede calmar los sentidos excitados de una adolescente es el olor de la polla de un hermano hay que buscar alivio como sea...

Era viernes, otra vez.

Un maldito viernes, de esos en los que me quedaba sola en casa porque mis padres tenían turnos incompatibles con la vida familiar en sus respectivos trabajos, y mi glorioso hermano había salido de juega con sus amigos. Como no, seguro que había alguna golfa de por medio.  Eso me mataba… me hacía hervir la sangre. Me hubiera encantado poder afirmar que mi hermano podía hacer lo que quisiera con su jodida polla todas las noches, pero ya había aceptado que era malo engañarse a uno...

Vicio

Necesitar ser deseada por tu alma... y no solo por tu polla. Pero, ¡por Dios! También... y sobre todo... por tu bendita polla...

Ser la imagen que te acompaña por la noche, justo antes de dormir, cuando te has corrido gimiendo mi nombre. Tu verga en tu mano, como si fuera la mía…

Ser el sueño que te acompaña cuando te despiertas, totalmente erecto, por las sensaciones que te han recorrido mientras dormías…

Ser la cara que le pones a la que te follas en realidad, ser el sexo que penetras, los pechos que lames y el culo que aferras…

Quiero ser esa… tu vicio.

La que te hace hervir la sangre cuando me lees y quier...

Polla hermana... polla amiga...

Hay cosas de un hermano que una adolescente no debería saber... La forma en que se folla a sus novias tal vez sea una de ellas. Puede desear ser la siguiente.

Estaba hasta las narices de que mis amigas me preguntaran de qué tamaño tenía la polla mi hermano. Y sus huevos… ¿Eran redondos y duros, le colgaban mucho, se depilaba?

-          ¿Y yo qué sé?- les contestaba.- Nunca le he mirado la polla a mi hermano. No te digo ya los huevos…

Por descartado, ellas no podían creerme; y yo no les daba más explicaciones, por supuesto. Que no me hubiera fijado nunca en el tamaño de la polla de mi hermano, que al parecer era la sensación del instituto, tenía que s...