Las aventuras de cristina v
Pasé varios minutos mirando páginas al azar. Entonces, cambié la búsqueda y encontré un mono que imitaba al cuero. Era completo y de manga larga. Sólo tenía un par de detalles, una cremallera que dejaba mis pechos al aire y otra en la zona del pubis que llegaba hasta el final de mi espalda. Ahora solo me faltaban unos altísimos tacones a juego para estar a la altura del papel al que iba a jugar esta vez.
“Nuestros besos son como lotes de feria. Siempre terminaban en palo.”
Sabía que tenía que cumplir unas obligaciones para continuar disfrutando del sexo salvaje que gozaba con Carlos. Pero después de nuestro último encuentro en los lavabos de la academia parecía un juguete sexual. Siento como si mi voluntad se esfumase. Así que, sin pensarlo mucho, decidí la manera en la que darle una lección.
Tomé asiento en el sofá y encendí el portátil. Sabía que había muchas tiendas online en las que podría c...