Una cuerda de violoncello 3
Tercera entrega del relato.Encuentros furtivos y croissantes por la mañana.
A pesar del vino, me desperté muy temprano, sentía la necesidad de pasar un rato a solas con mi violoncello antes de comenzar las clases del día. Me di una ducha rápida y desayuné lo de costumbre, leche con cereales, café negro y muy aromático (me lo vendía un árabe en el mercado) y tostadas.
Llegué a la escuela, que aún estaba silenciosa, solo se escuchaba el trajinar del personal de limpieza y de las cocineras preparando el desayuno para las internas.
Traté de pasar desapercibida para que nad...