Toda una Vida y II
Y a mi mente retornaron las imágenes y las sensaciones que había vivido y experimentado. Su hermosa verga, el descubrir con placer la sedosa la piel de su glande en mis labios. Como se había derramado en mi boca y como yo henchido de placer lo había hecho en la suya. El sabor de su semen, su untuosa cremosidad, su sorprendente aroma y regusto metálico..
Continuación de Toda una Vida I
Juan permanecía acostado a mi lado acariciándome suavemente el pecho. Yo con los ojos cerrados meditaba sobre lo que había pasado. No me lo podía creer, me había acostado con un hombre, peor aún, con mi mejor amigo. No podía comprender por qué lo había hecho. Un hombre felizmente casado, con dos hijos maravillosos, y que nunca había tenido ese tipo de inclinaciones. Incluso a veces con ciertas actitudes homófobas como me reprochaba a veces mi hijo. Y lo había hecho, se la...