El arte de mamar
Cuando soltó mi polla a mi no me quedaba la menor fuerza en el cuerpo, me quedé al borde del desmayo, lo único que pude exclamar fue: me has dejado muerto y en unos instantes me quedé dormido tiernamente abrazado a él. No se el tiempo que estuve durmiendo entre sus brazos pero al despertar estaba tan satisfecho que solo pensé para mi: Una buena mamada no tiene precio, para todo lo demás Master Card.
El arte de mamar.
Para decidirme a contar esto he necesitado mucho tiempo, de verdad que no fue mucho más del que necesité para experimentarlo, pero a fin de cuentas, hoy lamento que no me hubiera ocurrido antes y tal vez esa sea la razón que me impulsó a divulgar esta historia privada de mi vida.
Las cosas se desarrollaron en medio de mi vida rutinaria de hombre casado con una virtuosa mujer, que no solo tiene virtudes sino también atributos. Dos hijos ya teníamos, uno de 5 y otro de 9 año...