Cena de talentos
A Lola le gusto la idea, le encantaba exhibirse y aprovechar una ocasión así, delante de unos señoritos que se creían perfectos, con sus mujeres escuálidas y monisimas, mas le alentaba a mostrarse en ropa interior. Estaba muy segura de su abundante talla una 110 (42DD).
Para Lola y Rubén ir a casa de Carlos y su esposa no era el mejor plan para un sábado por la noche, hubieran preferido quedarse tranquilamente con los niños, cenar juntos, ver una película y después acostarse pronto para hacer sus cosas. A fin de cuentas, Carlos, no era un amigo directo, sino el hijo de un colaborador de Rubén que había llegado a Madrid después de estar trabajando varias años en Estados Unidos.
Igualmente, para Carlos y su mujer Karla, no era tampoco un buena idea. Ellos no tenían hi...