El hotelito (4)

Pobre sumiso, cada vez lo tiene peor.

EL HOTELITO 4

Aquella noche, una semana después, volví a su habitación, a las doce en punto, como me había indicado; me sorprendió mucho verla totalmente desnuda, tumbada en la cama, esperándome. Con su habitual frialdad me saludo con la mano, sin mirarme, y me indicó que como siempre dejase mis cosas sobre la mesa, pero que no me desnudase; me quedé perplejo, pero asentí. Como me había pedido, le entregué unas fotos de mi novia desnuda, cosa que le agradó.

-" *Una buena puta, llegará a se...

El hotelito (3)

La cosa se va complicando, pero el encuentra su vida.

EL HOTELITO 3

Aquella semana no había acudido a su llamada; una serie de problemas laborales me habían impedido obedecerla, y conociéndola, sabía que su respuesta sería dura. Ya estaba atrapado entre sus garras, no había vuelta atrás; a pesar de todo, aún conservaba a mi novia conmigo, aunque sabía que no era justo y ni siquiera el tiempo que podría mantener aquella situación.

Le tuve que rogar que me concediera otra oportunidad, me deshice en excusas hasta que una semana después recibí un...

El hotelito (2)

Sigue la dominación...

EL HOTELITO 2

Sin poder resistirme, acudí a la segunda cita, después de que ella me hubiese llamado y me hubiese emplazado en le mismo hotel y a la misma hora, varios días después; cuando llamé a su puerta su voz me indicó que estaba abierta, así que podía pasar y me la encontré sentada en la butaca de la habitación, vestida con su traje de ejecutiva pero con las piernas abiertas y masturbándose. Sin que me dijese nada, comencé a desnudarme, ante su aprobación.

Como la anterior vez, tuve qu...

El hotelito

Dominacion al límite.

EL HOTEL

Me decidí y fui a verla a su hotel; yo era reacio, ya que la relación con mi novia estaba pasando unos malos momentos y aunque Sonia me atraía mucho, no creía lo más conveniente para mí lo que pasó, pero lo hice.

Ella estaba a 200 kilómetros, me llamó y fui a encontrarme con mis fantasías; era tarde, las once de la noche cuando cogí el coche y poco más de una hora después estaba llamando a su puerta. Ella acababa de llegar de cenar, vestía un traje chaqueta gris claro, con pantalón...

La peluquera

Nunca cortarse el pelo fue tan excitante.

LA PELUQUERA

Ya me tocaba, el pelo me había crecido mucho y debía pasar por mi cita semestral de peluquería; acudí a última hora de la mañana casi a la hora de cerrar, pero le puse cara de niño bueno a Rosita y me permitió entrar en su establecimiento.

A Rosita le conocía hacía tiempo, pues siempre había ido allí a cortarme el pelo; era una chica de unos 30 años, morena, aunque en este aspecto cambiaba mucho, debido a los tintes y esas cosas, bajita pero rolliza, con unos grandes pechos qu...

Mi cuñada

Todo en familia.

Mi cuñada Leticia me volvía loco; una rubia escultural como ella no podía pasar desapercibida. Con los ojos verdes, el pelo cortado por encima del hombro y su cuerpo que quitaba el hipo era lógico que sucumbiese a sus encantos; tenía un cuello perfecto, largo y sedoso, unos pechos pequeños pero perfectos, unas caderas que te hacían poner bizco y un culo digno de una diosa.

La cosa comenzó de la manera más tonta, en una fiesta, con unos bailoteos; mi hermano, borracho como una cuba, no se daba cu...

El refugio

Cautiverio.

Como me había sido ordenado, aparecí allí a la hora señalada; le llamé por teléfono y me dijo que ya me estaba esperando en el garaje, cuya puerta se abrió automáticamente al encauzar mi coche por la rampa. Como me había sugerido, avancé hasta el final y aparqué en una plaza oscura, y ella surgió de esa misma oscuridad, detrás de una columna, portando una bolsa en la mano.

Me arrodillé nada más salir del coche y le besé los pies, me espetó que me levantara y me desnudase, cosa que hice con celeri...

Las bolas

los peligros de la autosatisfacción.

LAS BOLAS

Siempre he sido una persona muy involucrada con mi intimidad y mi sexualidad y siempre he querido buscar todo aquel juego que me diese placer; es por ello que en casa tenía todo tipo de juguetes con los que me proporcionaba unos buenos ratos, pero sin duda, mis preferidas eran las bolas anales. Cada noche, además de otros elementos, introducía aquellas maravillosas bolas en mi ano y disfrutaba de una masturbación placentera; dormía con ellas puestas y cada mañana me las quitaba para ir...

Roma

Las amigas de mi novia...

ROMA

Había llegado aquella misma tarde a Roma en un vuelo desde Valencia para estar con ella, para pasar unos días felices juntos; ya sabía de sus correrías y mi sumisión era completa en ese tema, pero no pensé que fuese hasta ese punto su pasión por ponerme los cuernos.

Tras estar toda la tarde los dos juntos, hacer el amor y salir a dar una vuelta, cuando llegamos a casa a las nueve me dijo que en una hora pasarían a buscarle para cenar y salir de fiesta; aquello me produjo una gran afli...

Ibiza me convenció

En otro barco...

IBIZA ME CONVENCIO

Mientras esperaba me dediqué a adujar todos los cabos, a dejar impoluta la cubierta, a disponer todo el barco para que la travesía fuese del máximo agrado de todos; aquel viernes el cielo estaba despejado y la suave brisa del sur nos llevaría rápidamente a nuestro destino, Ibiza, donde pasaríamos el fin de semana a bordo de mi velero, una embarcación de 9 metros que disponía de un amplio confort para los tripulantes. Era una travesía especial; aunque sabía de sobra que mi novi...