Once segundos
Ese es el tiempo que duraba cada día el trayecto de ascensor que disfrutaba con mi vecina.
Volvía con mi vecina, que vivía en la puerta de enfrente de mi mismo rellano, de dejar a los niños en el colegio, los dos teníamos un par de críos de la misma edad, y era algo que hacíamos casi todos los días laborables.
-Es una pena que una obra de arte como tú, -solté de sopetón- tenga una sola persona que la disfrute.
Me había costado tres meses atreverme a decir esa frase, y era lo mejor que se me había ocurrido, no soy muy creativo, lo sé, pero quería mostrar mi interés sin ser grosero, y q...