La nena
Si algo debo reconocer, es que mi vida estuvo colmada de experiencias muy agradables, y con La Nena no fue la excepción.
Tenía quince años cuando entré a trabajar como recepcionista nocturno en el Hotel Barcelona; Toño, el hijo del gerente, era amigo mío y compañero de clases, por lo que solíamos quedarnos durante la noche estudiando y aquello, mas que un trabajo era casi una beca, pues no solía llegar casi nadie de noche en aquella época.
La Nena era una huésped que solía visitarnos casi todos los meses y se quedaba durante varios días; una guayanesa bellísima, de treinta y tantos años, con un cuerpo que paraba e...