El cura y yo (3)
Después de semanas de incertidumbre, el mirón que descubrió nuestro secreto hace su aparición.
El cura y yo III
Durante un tiempo, Julián y yo dejamos de vernos. Era lo más prudente teniendo en cuenta la situación. Alguien nos había visto y no teníamos ni idea de quién podía ser. Si se chivaba, el escándalo que se armaría sería mayúsculo y, las consecuencias que ello podía tener para nosotros, no las quería ni imaginar.
Para pesar de mi mujer, volví a mi antigua rutina de visitar la iglesia sólo los domingos. Siempre era igual, llegaba, escuchaba la misa y tomaba la comunión. Ese er...