El cura y yo (3)

Después de semanas de incertidumbre, el mirón que descubrió nuestro secreto hace su aparición.

El cura y yo III

Durante un tiempo, Julián y yo dejamos de vernos. Era lo más prudente teniendo en cuenta la situación. Alguien nos había visto y no teníamos ni idea de quién podía ser. Si se chivaba, el escándalo que se armaría sería mayúsculo y, las consecuencias que ello podía tener para nosotros, no las quería ni imaginar.

Para pesar de mi mujer, volví a mi antigua rutina de visitar la iglesia sólo los domingos. Siempre era igual, llegaba, escuchaba la misa y tomaba la comunión. Ese er...

El cura y yo (2)

Una aventura más con el cura de mi pueblo.

El cura y yo II

Después de mi boda, mis visitas a la iglesia se hicieron cada vez más frecuentes. Si antes iba sólo los domingos, desde que tenía mujer iba por lo menos dos o tres veces a la semana y, si no hubiese sido porque tenía que trabajar, no me hubiera importado visitar la casa de Dios todos los días. Y a mi querida esposa tampoco, ella era feliz de que viviese la fe de su misma manera. Le encantaba apremiarme para que visitase al cura del pueblo cuando tenía tiempo libre y yo, encantado...

El cura y yo

Mi mujer se va de casa cuando se entera de lo que hice con el cura del pueblo antes de nuestra boda.

El cura y yo.

Hará ahora unos tres años que mi mujer y yo dejamos de vivir juntos. Llevábamos casados cuarenta y cinco años y un día, cuando regresé de jugar a la petanca con mis amigos, encontré una nota en la que me explicaba que se iba a casa de nuestra hija pequeña y que no volvería. Todo un detalle, teniendo en cuenta lo enfadada que estaba conmigo desde hacía tres meses. Y todo por culpa de aquel maldito cura.

Se llamaba Julián y era el párroco de la iglesia de nuestro pueblo desde p...