Microantología Incompleta Vol. VI Mediorrelatos

Nueva compilación de textos breves

Contraproducente

  • Uffff- resoplo de admiración al verla aparecer doblando la esquina. Con su andar cadencioso, exagerado, hasta displicente diría, y unos pantaloncitos tan cortos que limitan el espacio de juego de mi imaginación, aquella mujer a la que conozco del barrio camina hacia mí, se aproxima más y más. Sin embargo el bufido y la puta mascarilla han empañado mis gafas, y cuando nos cruzamos ella apenas es una silueta informe detrás del vaho.

Macedonia

Sé que no es la traducc...

La rabia

"Era como un puñetazo en el alma el portazo que, cada noche, a las dos, a las cuatro o a las siete, el ligue de turno de mi madre daba al marcharse..."

Era como un puñetazo en el alma el portazo que, cada noche, a las dos, a las cuatro o a las siete, el ligue de turno de mi madre daba al marcharse. Era bastante más que un brusco despertar, era comprobar que ella seguía arrastrándose en una deriva de salidas nocturnas, sueño atrasado, alcohol y quien sabe qué más. Me hervía la sangre al verla comportándose de esa manera tan alejada de cómo había sido siempre.

A mis dieciocho años vivía con ella. Mis padres se separaron cuando yo era un niño y me habí...

Microantología Incompleta Vol. V Letras dedicadas

Las autoridades sanitarias, si no estuvieran liadas con un asuntillo, advertirían que conocer mi lado más sensible provoca subidas de glucemia, ganas de vomitar y/o enamoramientos pasajeros.

Ceremonia de coronación

En virtud de lo recogido en el artículo único de mi birriosa constitución y según establece el reglamento vigente (cuidado para qué usa las reglas), al orbe entero hago  saber henchido de orgullo y satisfacción (tenía que decirlo) que la señora ****, princesa de las teclas y de las fustas, condesa del trasnochateo, señora de los chinos a domicilio, marquesa de mis desvelos, aspirante a mis suspiros, gobernadora de ínsulas baratarias desbaratadas e ingobernables, dueña de todos...

Un sandwich y un vaso de leche

"Fui un niño bueno… hasta que me di cuenta que uno se lo pasa mucho mejor no siéndolo..." La historia de una merienda aderezada con hierbas y regada con los mejores caldos.

Fui un niño bueno… hasta que me di cuenta que uno se lo pasa mucho mejor no siéndolo. A los primeros cigarros, litronas o escarceos con las chicas siguieron los porros, las borracheras semanales y las pagas gastadas en putas. Y en esas correrías era parte indispensable mi amigo Kike. Mis padres saldrían con aquello de las malas compañías, pero yo sé que no, que Dios nos crió y nosotros solitos nos juntamos. Además Kike no podría ser nunca una mala compañía. Todo lo contrario. El amigo más leal y cercano que...

Creampie

El amor en los tiempos del porno. Relato no erótico ambientado en el mundillo del cine para adultos.

El trabajo soñado, le dicen, y él se limita a sonreír, o como mucho añade hay que valer . La talla él siempre la ha dado. 24x6x5, con el tiempo aprenderá a usarla como carta de presentación. El trabajo no es tan sencillo como pueda aparentar, pero entrar en él sí que fue fácil. Rellenar un cuestionario en Internet, añadir un par de fotos, y un mes después realizar una entrevista que podría superar un retrasado mental. Y ya está, actor porno a los dieciocho años y pocas semanas.

Empezó en una prod...

La espuela

...Me quiero correr una última vez y necesito que él lo haga conmigo. Paso del trote al galope, él comprende y sus manos se mueven hasta abrazar mis nalgas. Allí se clavan, sus uñas en mi piel, sus huellas en mi memoria...

Un regusto amargo, similar pero distinto del de la cerveza que posa sobre la barra tras beber un trago, es el que encuentro en sus labios cuando termino de contestar los mensajes y regresando a él, lo beso.

  • ¿Y si nos vamos?- sugiero. Apura la bebida y agarrándose a mi cintura, como para no perderse, me sigue mientras nos escabullimos del trasiego del bar. Al llegar a casa los relojes marcan esa hora difusa entre la noche y la madrugada. Ya no somos dos jovencitos para pasar la noche fuera de casa, p...

Inversión de sujeto

¿Por qué lo llaman francés cuando quieren decir...?

Mi amigo me ha arrastrado hasta allí, hasta ese piso donde se ejerce la prostitución. La invitación es el pago por una ayuda que le presté; aunque en realidad ni la ayuda lo merece ni los sesenta euros que me costará la siguiente hora, salen de su bolsillo.

- Verás qué desfile - me dice mi amigo mientras nos sentamos en un sofá blanco con un vaso ancho en la mano. Ni sé lo que he pedido, tan sólo sé que no quiero estar allí. No tengo ánimo, aunque mi cara se ilumine al comenzar el paseo de mujere...

El merecido castigo (versión humor)

Soy un tipo normal, no me gustan los juegos de rol, los disfraces, ni siquiera me excitan los uniformes, sé de sobra que debajo te puedes encontrar personas encantadoras o auténticos gilipollas... Versión interrupta de otro relato

Soy un tipo normal, no me gustan los juegos de rol, los disfraces, ni siquiera me excitan los uniformes, sé de sobra que debajo te puedes encontrar personas encantadoras o auténticos gilipollas. Cuando me acuesto con una persona es porque me gusta cómo es, no le pido que cambie, y tampoco me gusta que me pidan que cambie yo. Por eso me extrañó cuando Maribel, una mujer con la que comenzaba a mantener una relación que podía ir más allá de lo sexual, me llamó diciendo que tenía una sorpresa para mí. Estábamos...

El merecido castigo

Soy un tipo normal, no me gustan los juegos de rol, los disfraces; ni siquiera me excitan los uniformes, sé de sobra que debajo te puedes encontrar personas encantadoras o auténticos gilipollas...

Soy un tipo normal, no me gustan los juegos de rol, los disfraces; ni siquiera me excitan los uniformes, sé de sobra que debajo te puedes encontrar personas encantadoras o auténticos gilipollas. Cuando me acuesto con una persona es porque me gusta cómo es, no le pido que cambie, y tampoco me gusta que me pidan que cambie yo. Por eso me extrañó cuando Maribel, una mujer con la que comenzaba a mantener una relación que podía ir más allá de lo sexual, me llamó diciendo que tenía una sorpresa para mí. Estábamos...

Alivio de luto

¿Cómo acercarse de nuevo al sexo, al deseo, al amor, cuando la vida te ha dado un duro golpe?

Isabel rompe la distancia y la rutina diaria de sus despedidas y se acerca para besarlo en un gesto que a él le coge por sorpresa. No son sino dos castos besos en la mejilla, tan solo dos besos cordiales entre compañeros de trabajo, dos besos que a Isabel le sirven para comprobar que eso que llevaba un tiempo sintiendo, no sabe cuánto, es verdad. Dos besos para saberse de nuevo lista, todavía ignora si para el amor, al menos para el sexo. Dos besos que, aquella noche, cuando aburrida de pasar canales y cana...