Relatos de juventud 6
Ellas deseaban a los chicos malos. Yo sería el malo que las haría desear a los buenos.
Miré a Maite mientras yo seguía acariciando mi pene frente a sus ojos.
–Gatea hasta aquí.
Se giró hacia un lado, dejando una visión maravillosa de su culo perfecto. Se apoyó en sus manos y rodillas, se dio la vuelta y se encaminó lentamente hacia donde estaba como una gatita sedienta.
–De rodillas.
Obedeció, mientras acariciaba mis piernas.
–Bésala.
Se acercó hasta el glande y depositó un beso húmedo sobre él. Luego empezó a bajar y bajar.
–Ahora lámeme los… si así...