Relatos de juventud 25
Ellas solo querían a un chico malo. Yo sería el chico malo que les haría desear a los buenos.
Salimos de casa de Maite sin apenas intercambiar alguna palabra de despedida con su tío Francis. La cara de decepción mal disimulada, mezclada con la cólera del que se siente derrotado tan cerca de la victoria, era algo que me reconfortaba mientras bajábamos las escaleras en silencio.
Una vez en la calle caminamos durante un par de minutos hasta llegar a una parada de taxis. No tenía ganas ni paciencia para esperar un autobús en mitad de una noche fría e invernal. Quería llegar a casa cuanto antes par...