El regalo de reyes de mi mujer.

A la guarra de mi mujer le preparé la visita de tres reyes magos particulares.

A mis cuarenta y ocho años supe entender los deseos más profundos de mi mujer. Sus cuarenta y dos están llevados de forma magistral. Es una auténtica morenaza, con el pelo ondulado, ojos negros como tizones. Alta, 175 cm, y alrededor de los setenta quilogramos. Sus pechos no son grandes, tiene una noventa, pero tienen grandes pezones y bastante sensibilidad en ellos. El simple hecho de que alguien se los coma la vuelve loca y provoca un chorreo en el coño que solo puede saciarse con un polvazo.

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Nochebuena con Isa

Nueva aventura con mi cuñada Isa. Cada día me atrae más.

"Es posible que no deba escribirte esto. Lo mejor sería olvidar lo sucedido. Lo mejor sería no haber hecho caso a tus correos. Tal vez la vida sea más fácil si se olvida. Pero no puedo.

No pretendo entrar en cuestiones de mi vida sexual; pero lo cierto es que aquello que nos sucedió en mi casa de campo, hace ya casi dos años, es el más morboso y divertido que he tenido desde entonces.

Me propuse olvidarlo cuanto antes. Soy una mujer fiel y quiero a mi marido. Me sentí rastrera de haberle he...

Dulce perla joven para Eugenia

A sus cincuenta y ocho años, Eugenia se siente fuertemente atraída por una chica que le recuerda a ella cuando tenía cuarenta años menos. El único problema es que esa chica es de su familia.

Desde que su sobrina-nieta había salido oficialmente del armario, Eugenia era un alma poseída por fantasías, deseos y ardores.

Su soltería era responsable de una juventud mal aprovechada, con las vistas puestas en su exitosa carrera como abogada. Ahora, a sus cincuenta y ocho años, una crisis personal se acercaba como una inevitable tormenta en alta mar. Siempre se preguntó si su falta de apetito sexual fue motivo de su no reconocida orientación sexual. Admiraba la valentía de la nieta de su herm...

La casa de campo

En la vida hay personas a las que tomas cariño, y sabes que es recíproco. Cuando eso ocurre podemos sentirnos afortunados. Si eso te ocurre con una cuñada, y una noche fría y lluviosa de invierno te echa una mano, es posible que la alineación de astros te guiñe el ojo del amor sincero por puro sexo. O del sexo puro sin amor contaminante.

Sonó el teléfono mientras salía del baño con el recién colocado albornoz. Tras descolgar con el clásico "dígame" escuché su voz.

Hola, Víctor. ¿Qué tal?.

Hola Isa. Muy bien ¿y tú qué tal?

Bien pero necesito un favor. Es acerca de lo de mañana. Mi marido trabaja y Ángel no me coge el móvil. El problema es que aun no hemos comprado la comida ni la bebida; y necesito que me acompañes a comprar para luego acercarme al campo. ¿Me recoges a las 18:00?, ¡por favor!

Perfecto. No ten...