Ideas para un domingo lluvioso 1

Para este relato me inspiré en una foto de dos mujeres besándose desnudas en una cama que tenía este título.

Angela se despertó primera, como es su costumbre, sale más temprano que Julieta a trabajar y tiene por defecto/virtud ser muy puntual. Abrió los ojos lentemente, oyendo el sonido de la lluvia cada vez más fuerte. Las persianas estaban bajas, se levantó de la cama con pereza, calzándose las pantuflas y caminando medio dormida hacia la ventana de la habitación. Levantó las percianas y afuera el cielo estaba gris oscuro, no llegaba a ser negro, si no fuera por el reloj de pared habría pensado que eran las 7 pm...

Las chicas del dragón tatuado.

En lo único que se parece a la película es en el título.

Esta es la historia de cómo conocí a Berenice, mi actual novia, a quien amo con toda mi alma.

Me presento, me llamo Andrea, trabajo en un local de tatuajes, tengo un colega amigo mío que me ayuda en los días que tengo mucho clientela, y como debe ser, estoy tatuada hasta los pies. Nada de estrellitas, ni corazoncitos ni nombres de novias, aunque con Berenice planeo hacer un ecepción. La conocí un sábado a la tarde, en pleno otoño, unos días de lluvia y humedad tremendos que me dejaron sin clientes una...

Con mi cuñada.

Relatado en primera persona por un personaje ficticio.

Anna y yo hemos sido grandes amigas desde que mi hermano nos la presentó a toda la familia (papá, mamá, mis tíos, mis primos y yo) en una cena familiar. Me cayó bien apenas la vi, por su alegre sonrisa y porque no me discriminó al verme de la mano con mi ex-novia. Por cierto, me llamo Irene, y sí, soy lesbiana, me asumí así desde los 15 años, cuando tuve el típico enamoramiento con mi mejor amiga y terminamos teniendo un noviazgo secreto y bastante durarero. Dos años sin que ni sus padres ni los míos se ent...

La masajista

Ralato súper hot :3

Ramona trabajaba en un spa como masajista, atendiendo tanto a hombre como mujeres, aunque prefería a estas últimas, porque las charlas eran más interesantes y entretenidas, y porque era lesbiana. Había aprendido que un buen masaje en los glúteos puedo excitar a cualquier mujer, aunque nunca faltaron las que se retiraban asqueadas de que una joven lesbiana pusiera sus manos en sus cuerpos desnudos. Dependiendo de si le atraían o no, Ramona les pedía que se quitaran el toallón, y una cosa llevaba a la otra y...

Habitación de hotel 69 III

Capítulo corto pero muy, MUY, erótico.

La semana esta vez pasó más rápido, Elena tuvo mucho para entretenerse, su hijo a cada rato la acorralaba en la cocina con sus cuadernos, estaba en tercer grado y ya lo sobrepasaban con deberes. Su marido le insistía con ir a aquél telo, pero Elena se oponía argumentando que no le gustaban ese tipo de lugares, cuando en realidad la pasaba a mil con Karina y se había propuesto llegar más temprano para admirar los cuadros eróticos.

Ese sábado no esperó a que su hijo ni su marido estuvieran listos, se su...

Habitación de hotel 69 II

Segundo Cap.

La semana, para Elena, transcurrieron mas lento que un caracol. Siete días interminables que le parecieron años, uno por cada uno. Ansiaba volver a encontrarse con Karina en la habitación de aquél hotel, y su marido ya empezaba a incomodarla con sus preguntas.

-¿Y...? ¿Cómo te fue con tu amiga?

-¿Quién?

-Tu amiga. De la Universidad.

-Aaahhh...Bien, bien.

-¿Tomaron un café, se divirtieron contando anécdoras?

-Mmmhh...Sí...

-¿Sí, qué?

-Sí, tomamos café y nos con...

Habitación de hotel 69

Elena abrió los labios para suspirar y Karina metió su lengua hasta el fondo de su garganta. Manoseó sus senos, y metió las manos bajo su espalda, logrando desabrochar su sostén valiéndose de tres dedos. Lanzó el sostén al aire, con destino impreciso.

-Entonces, nos vemos allá.

-Sí, a las 3.

-Allí estaré.

-Te estaré esperando en la habitación.

-Okay .Nos estamos viendo. Adios.

-Chao.

Elena colgó el teléfono de línea de su casa, y se detuvo a pensar. Ya no había marcha atrás. La cita ya estaba pactada, la habitación de hotel pagada, ella le había dicho que la estaría esperando. No podía dejarla plantada, no se acobardaría a ultimo momento, después de tantos menos de charlas por chat que fueron subiendo de tono hasta que...

Mi alumna preferida

Relatado en primera persona por un personaje ficticio.

Me llamo Natalia, tengo 36 años, soy profesora de educación física en un colegio privado de educación media. Sólo trabajo allí, cobro un buen sueldo y vivo sola en mi departamento. El del colegio es un ambiente muy conservador, es católico, y por ende, llevo seis años trabajando allí sin que nadie sospeche que soy lesbiana. Lo soy desde el jardín de niños, tenía 4 o 5 años cuando me enamoré de una compañerita, y aunque muchos trataron de convencerme de lo contrario, y más cuando fui adolescente ya que dicen...

Bancarias del amor. IV (Final)

Las peleas no duraban mucho, a los 20 minutos una iba a abrazar a la otra, se perdonaban y terminaban haciendo el amor en el sitio de turno. Ya fuera el sofá, la mesada de la cocina, la mesa del comedor, la cama, cualquiera era propicio para una sesión de sexo del perdón.

Desde aquella tarde-noche en que Giuliana se quedó a "cenar" en el departamento de Beatriz, se había instalado a vivir allí. Regresó a su casa a buscar su ropa y algunos objetos de valor, y a partir de entonces Bea ya no durmió sola.

En el banco comenzaron a sospechar, las dos mujeres andaban más juntas que de costumbre, ya no parecían íntimas amigas sino novias. Ellas estaban al tanto de los rumeres y les hacían oídos sordos. Una vez, un compañero de trabajo se acercó a preguntarles, las dos charlaba...

Bancarias del amor. III

...La espalda de Guili estaba que ardía. Llegó a su trasero, y allí Giuli se puso a reír de los nervios, pero se tranquilizó cuando Bea acarició sus nalgas enjabonadas y le dio unas suaves nalgadas. Se dio la vuelta y Bea refregó su pecho con la esponja vegetal, acarició uno a uno sus senos...

Bea fue a sacar su auto del estacionamiento, esperó a Giuliana frente al banco, y cuando la vio salir, la expresividad de Giuliana se asemejaba a la típica imagen de la chica joven que se acaba de casar: feliz como una lombriz. Giuli se subió al auto, sentada en el asiento del acompañante, dejó su bolso en el asiento de atrás y Bea emprendió marcha hacia su casa. El trayecto no fue muy largo, unos 15, 20 minutos, y en todo ese tiempo solo se dedicaron miradas de enamoradas, un beso o una caricia en semáforo...