Volviste a mi cocina

"Tú no has venido aquí a por café", te dije

  • Tú no has venido aquí a por café - te dije. Tu respiración quedó cortada y tu corazón paralizado al notar mi cuerpo pegado al tuyo en la cocina. El azucar se desparramó sobre la encimera.
  • No - acertaste a responder, de forma casi inaudible.

Te besé el cuello y soltaste el primer gemido de aquella mañana. Mis manos te apretaron contra mi por debajo de tu camiseta, y giraste la cabeza para besarme de nuevo, tras tantos meses deseándolo.

  • No has venido aquí porque me quieras.
  • No.
  • Has venido...

Apostando

Habíamos salido de fiesta con un grupo de amigos, pero al final quedamos ella y yo. Su novio no había venido, y la mía ya se había ido, pero todavía teníamos ganas de una última ronda.

Habíamos salido de fiesta con un grupo de amigos, pero al final quedamos ella y yo. Su novio no había venido, y la mía ya se había ido, pero todavía teníamos ganas de una última ronda. El bar se había quedado casi vacío. “Te voy a enseñar lo que es una cerveza”, la dije. 8.2 grados de alcohol en un líquido rojizo, canela en rama.

“Mejor que el sexo”, la dije al poner la copa sobre la mesa y sentarme frente a ella, una preciosa morena, pequeñita pero con buenas tetas y mejor culo, con un piercing en...

Manos y sexos

Aquél viernes estaba sola en casa. Eran las ocho y media, y mi marido no volvería hasta el domingo

Aquél viernes estaba sola en casa. Eran las ocho y media, y mi marido no volvería hasta el domingo. Me puse una copa de vino y me recosté en el sofá. Deporte, deporte, noticias, cotilleos… Una copa de vino más tarde todavía no había elegido nada que ver. Intenté tragarme las noticias, lo juro, pero eso sólo me llevó a una copa de vino más y mucha frustración, qué mierda de país.

Tras servirme una tercera opté por encender el disco duro para poner una película. Tras recorrerlo entero sin nada que me...

No me vas a superar (II/II)

Álvaro, mi marido, me ha pedido que le relate lo sucedido. No se atreve todavía a ver las imágenes, pero su lado morboso implora información. Estas líneas serán mi confesión.

Soy la mujer del relato de “No me vas a superar” (http://todorelatos.com/relato/118820/), que deberíás leer para entender esto.

Álvaro, mi marido, me ha pedido que le relate lo sucedido. No se atreve todavía a ver las imágenes, pero su lado morboso implora información. Estas líneas serán mi confesión, tras la promesa de inmunidad, tras su asunción de responsabilidad por mi reto.

Se arrepentirá.

Según comienzo a escribir esto, la cámara descansa a mi lado. Fue uno de los primeros jugu...

No me vas a superar (I/II)

El matrimonio es amor y rutina. La rutina, seguridad y aburrimiento. El sexo tiene cabida entre amor y seguridad, pero la pasión rara vez crece entre rutina y aburrimiento. Por eso a veces conviene cruzar líneas que separan unos y otros, para que el aburrimiento no lleve al desamor.

El matrimonio es amor y rutina. La rutina, seguridad y aburrimiento. El sexo tiene cabida entre amor y seguridad, pero la pasión rara vez crece entre rutina y aburrimiento. Por eso a veces conviene cruzar líneas que separan unos y otros, para que el aburrimiento no lleve al desamor.

Pero cruzar supone también arriesgar, salir de la seguridad detrás de la cual nunca se sabe qué encontrarás. Responsables de nuestros actos, pero también de sus consecuencias.

Mi marido y yo de vez en cuando cruz...

Despidiéndome de una pareja

“Se acerca la hora del vermú, tendremos que ducharnos”. Esa fue su frase cuando subió las escaleras. Me quedé mirándole, todavía tumbada en el suelo. Junto a mi, el charco de semen como prueba de lo que acababa de ocurrir y justificación de mi sudor.

“Se acerca la hora del vermú, tendremos que ducharnos”. Esa fue su frase cuando subió las escaleras. Me quedé mirándole, todavía tumbada en el suelo. Junto a mi, el charco de semen como prueba de lo que acababa de ocurrir y justificación de mi sudor. Si quieres saber qué pasó, entra en

http://todorelatos.com/relato/112586/

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No podía decir que no me hubiese gustado. Inmovilizada, follada por Miguel y después por un desconocido. Opté por no p...

Despidiéndome en el desayuno

Me desperté en la cama de Miguel. La cabeza me martilleaba ligeramente por el vino. Estaba sola y desnuda, recordando cómo tuve que calmar mi calentura masturbándome a su lado, casi humillada, dominada por mi sexo.

Continua http://todorelatos.com/relato/112499 .

Me desperté en la cama de Miguel. La cabeza me martilleaba ligeramente por el vino. Estaba sola y desnuda, recordando cómo tuve que calmar mi calentura masturbándome a su lado, casi humillada, dominada por mi sexo. Él no estaba, pero había subido mi móvil y lo había dejado encima de la mesita de noche junto a una nota: “dile que no vas a hablar con él hasta mañana”. Le mandé un mensaje diciéndole eso, poniéndole la primera excusa que se me ocurrió.

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Despidiéndome de un amigo

Miguel era uno de mis más viejos amigos. Hacía años que no nos veíamos, pero todavía nos escribíamos de vez en cuando. Ahora me voy a casar con Juan. Y sin embargo, aquí estoy, en un pueblo perdido de Galicia, llamando a la puerta de Miguel.

Miguel era uno de mis más viejos amigos. Hacía años que no nos veíamos, pero todavía nos escribíamos de vez en cuando. Algo quedaba de aquellas juergas de juventud. Alcohol y besos. Alguna vez algo más, pero nada serio. Nunca lo habría habido, los dos los sabíamos. Él era demasiado macarra, demasiado irresponsable. Guapo, perfecto para un rollo de una noche o para hablar hasta la madrugada. O para hacer locuras. Pero no lo que quiero para mi vida.

Ahora me voy a casar con Juan. El novio que todas qu...

Sumisión

Una fiesta en casa. Amigos. El jefe de mi novio.

Se había remangado la camisa. Le chupé el pulgar de la mano derecha, obediente, una niña bien educada. A esa distancia por fin pude leer el pequeño texto que, con letra decidida y elegante, quedaba disimulado en el tatuaje tribal de su brazo:

“La sumisión es del sometido. El amo se debe a su placer.”

Mi húmedo coño opinaba igual. Apenas había pronunciado cuatro frases desde que entramos en la habitación. Prácticamente no me había tocado. Y sin embargo allí estaba, empapado, deseoso de ser fo...

Me miraron

El placer de mirar y ser mirado, con su novia compartida por primera vez

En la silla, yo sudaba, desnudo, nervioso.

En la cama todo era calma. Lentitud. Suavidad.

Mi polla estaba dura, y notaba los huevos rozando el forro de cuero.

Ella me miró mientras sus labios se juntaron.

Habría matado por agarrar mi verga y masturbarme, pero mis manos estaban atadas.

Sobre el colchón, sus manos recorrían el cuerpo de mi novia mientras ella me lanzaba fugaces miradas de placer anticipado.

La fiesta se había alargado, y el alcohol había hecho m...