Volviste a mi cocina
"Tú no has venido aquí a por café", te dije
- Tú no has venido aquí a por café - te dije. Tu respiración quedó cortada y tu corazón paralizado al notar mi cuerpo pegado al tuyo en la cocina. El azucar se desparramó sobre la encimera.
- No - acertaste a responder, de forma casi inaudible.
Te besé el cuello y soltaste el primer gemido de aquella mañana. Mis manos te apretaron contra mi por debajo de tu camiseta, y giraste la cabeza para besarme de nuevo, tras tantos meses deseándolo.
- No has venido aquí porque me quieras.
- No.
- Has venido...