Bella, tierna y deliciosa, como una (puta) diosa
Se llama Cristina y tiene diecinueve años. Yo bastante más del doble.
Vive con su madre y su hermanito en mi mismo edificio, en la misma planta, dos puertas más allá de la mía. Tiene novio, un chaval rubio de su edad con cara de niño pijo y hablar de retrasado mental. Describirla con pocas palabras es muy sencillo: es muy joven y está buenísima, ¿qué más añadir? Quizás que también es deliciosamente viciosa. Iniciamos una relación íntima, muy intensa y un tanto peculiar, hace ahora un par de meses.
Su madre, Elvira, es una cuarentona divorciada de muy buen ver y qu...