Cinco pañuelos de seda
Era la primera vez que me ataban a una cama...
CINCO PAÑUELOS DE SEDA
La mujer del corsé rojo se sube pausadamente los guantes negros de cuero hasta los codos.
El corsé se adapta tan perfectamente a su anatomía, que le realza los pechos hasta casi dejar al descubierto sus pezones. Es consciente de que está enseñando sus firmes nalgas y eso le gusta. Unas botas altas, negras, también de cuero, ocultan parcialmente unas largas piernas que se adivinan atléticas. El tanga, también rojo, es tan mínimo que apenas alcanza a ocultar a mis...