Los Juegos de Elena 14 Amigas

Las buenas amigas lo comparten todo.

Una de las ventajas que de las vacaciones de verano cuando eres estudiante es que no tienes que madrugar. No me levantaba tarde pero si que me encantaba remolonear en la cama hasta que me entraba el hambre del desayuno. Un par de mañanas después de que Elena me llevara al cine y me requisara la ropa interior me levanté a media mañana y me dirigí a la cocina.

Mi padre ya se había marchado a trabajar y la asistenta tenía la mañana libre. Elena estaba en casa pero no estaba sola. Me la encontré tomándose...

Los Juegos de Elena 13 Tarde de Cine

Mi madrastra me llevó al cine...

Elena me llevó al cine

. Para ella atraer las miradas de todos los hombres era algo normal, pero a mí se me hacía raro estar en el centro de atención. Realmente lo era ella, pero al estar a su lado también lo notaba. Mi madrastra llevaba una minifalda vaquera que dejaba sus muslos torneados y morenos por el sol al descubierto. Las sandalias de talón le estilizaban la ya de por si infartante figura. La camiseta, veraniega, ajustada y escotada, dejaba percibir casi la totalidad de sus prominentes pechos...

Los Juegos de Elena 12 Regreso

Estar de nuevo al lado de Elena después de tantos días era embriagador y como siempre terriblemente placentero, aunque primero quiso hacerme sufrir un poco...

-No te preocupes, cuando lleguemos a casa jugaremos un rato con esta polla tan dura…

Elena conducía con una mano en el volante y otra en mi paquete, al que sobaba por encima del pantalón azul de mi uniforme escolar. Allí palpaba y apretaba el doloroso bulto de la erección. Después de unos días que se me habían hecho eternos me reencontraba con mi madrastra. Nada más verla me había sumido en un estado de excitación primaria y urgente que se traducía en la reacción de mi pene. Para mí era una diosa de l...

Los Juegos de Elena 11 Partida

Elena y papá se marchaban de viaje y coincida con el inició de mis exámenes. Mi madrastra se despidió a su manera y se las ingenió para seguir jugando conmigo pese a la distancia.

Papá y Elena se marchaban de viaje. Mi padre, con sus ambiciones políticas en la cabeza y aconsejado por sus asesores había planeado una gira por las distintas sedes del partido para ganarse apoyos, crear relaciones y cobrarse favores. Para dar una imagen familiar Elena viajó con él, pues además era una relaciones públicas excelente. Yo también hubiera ido si no fuera porque empezaba, por fin, mis exámenes. Tanto que el mismo día de su partida coincidía con el primero de ellos. La única despedida de mi padr...

Los Juegos de Elena 10 Clases prácticas

Elena decidió que ya era hora que recibiera algunas lecciones sobre la anatomía femenina.

Como expliqué en el capítulo anterior Elena y yo pasábamos mucho tiempo juntos. No siempre era para convertirme en su juguete, sino que también charlábamos y me ayudaba a preparar los exámenes de la escuela. Mi madrastra era una mujer culta y con inquietudes intelectuales y estudiar con ella me era de gran ayuda. Elena se preocupó mucho de mi educación en general y de ella adquirí cierto gusto por el arte, la literatura, el cine clásico,… También me aconsejó en cuanto a escoger una carrera universitaria y e...

Los Juegos de Elena 9 Colección de Pajas

Elena continuaba jugando conmigo a su antojo, aprovechando cualquier rincón de casa y usando cualquier parte de su cuerpo para masturbarme.

Ya conté que entre Elena y yo nunca hubo lo que entendemos como amor romántico al uso. Obviamente había pasión, extraña y prohibida, pero también congeniábamos en muchos aspectos. Con el tiempo Elena se convirtió en muchas cosas para mí: una amante, una amiga, una hermana mayor, una mentora,…

Las siguientes dos semanas empezamos a pasar más tiempo juntos. Ya tenía a la vuelta de la esquina los exámenes de fin de curso y me ayudó a estudiar, pasando horas en mí cuarto haciéndome preguntas sobre la lecc...

Los Juegos de Elena 8 Castigo y visita nocturna

Después de la cena en casa Elena quiso recordarme quien mandaba entre nosotros y lo hizo de la mejor manera que sabía, volviéndome loco. Un par de días más tarde también recibí una apasionante visita nocturna.

Después de la cena en casa tuve que “pagar” por haber estado hablando con Ana, la hija de uno de los amigos de papá. Por lo visto había conseguido lo imposible, poner celosa a Elena. Permítanme aclarar algo antes de continuar. Ni Elena ni yo estábamos enamorados ni lo estuvimos nunca, al menos de la manera en que la gente normalmente lo concibe. La nuestra nunca fue una relación romántica al uso. Con el tiempo no sólo fuimos amantes, también nos convertimos en grandes amigos y nos teníamos mucho cariño pero...

Los Juegos de Elena 7 Leche caliente

Elena seguía exprimiendo mi sexo con cualquier excusa o en cualquier situación, sin importarle que pudiera haber gente en casa.

Cuando el viernes salí del instituto, apoyada en el coche y fumándose un cigarrillo estaba Elena. Mi madrastra atraía las fugaces miradas de todos los hombres: profesores, alumnos, padres,…

El día había amanecido nublado y amenazaba tormenta por lo que iba vestida con un jersey de cuello alto y manga larga. La lana se le ajustaba al generoso busto como un guante. Vaqueros y botas de cuero con alto tacón eran el resto de su vestimenta: dejando más que adivinar la figura esbelta, las piernas largas y el...

Los Juegos de Elena 6 Pechos y Boca

Elena me demostró todo el placer que podía provocarme con otras partes de su cuerpo.

La conversación, por llamarlo de alguna manera, además de la soberbia paja, me había convencido de aceptar que solo era un juguete en las manos de mi madrastra.Dejé de sentirme mal por mi padre, nunca tuve una gran relación con él y si era tan imbécil de no apreciar a Elena yo no iba a serlo.

Aquel mismo lunes por la noche estábamos cenando, disimulando tanto Elena como yo delante de él. Comíamos en silencio mientras papá veía la tele, un programa de noticias económicas o políticas. Empezaba a hacerse...

Los Juegos de Elena 5 La conversación

Estaba decidido a acabar con lo que fuera que Elena tuviera pensado para mí. Pero después de una más que sensual y erótica conversación por fin acepté que sólo era un juguete en sus manos.

Cuando volví a casa después de las clases, por la tarde, ni Elena ni papá estaban. La sirvienta que teníamos me dijo que mi padre seguía en su despacho del centro de la ciudad y Elena había salido a comer y de compras, una de sus actividades favoritas. Me encerré en mi cuarto, dispuesto de nuevo a centrarme en mis estudios como un joven responsable. Saqué el cuaderno y empecé a hacer los deberes. Apenas estuve media hora cuando escuché un coche entrar en el garaje. No me atreví a mirar por la ventana para c...