Un adorable mastin
Un adorable mastin...
No es fácil estar divorciada y dejar de tener sexo casi dos años. Mi cuerpo, aún robusto y apetecible, pese a mis cincuenta años, pedía sexo a gritos. A falta de una buena polla, vivía masturbándome en la cama, en la ducha, en el baño de la oficina y hasta en el mismo jardín de mi casa, cuando tomaba sol desnuda los sábados por la tarde.
Fue justamente un fin de semana, cuando me di cuenta que la solución a tanta calentura acumulada, estaba en casa.
Roberto, mi ex-marido, pocos meses antes de di...