Mamá Z (II - Final)
Prosigo con mi degeneración.
En esas condiciones físicas me sorprendió la llamada de Lucrecia para acudir a rodar varias escenas de una película que se había comenzado. Le dije que no estaba en condiciones, pero ella insistió y, ante mi radical negativa, me sugirió que leyese el contrato. Preocupada lo leí y, efectivamente, si no cumplía hasta el día del parto podían llevarme a juicio. Espanto me daba comparecer en un juicio por incumplir un contrato de actriz pornográfica. Me imaginaba a mi marido leyendo la primera citación.
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