Las Reglas de Ana
Ana puede ser muy persuasiva cuando quiere.
Ana vivía en una casa que daba al fondo de la mía, un largo muro de ladrillo separaba los jardines, en el que había un hueco en el muro por donde se podía pasar por ejemplo para recuperar la pelota cuando jugábamos al fútbol. Su jardín, a diferencia del de mi casa era inmaculado, el pasto siempre corto, los canteros cuidados y además una gran piscina, cuando eso, incluso en el barrio pudiente en el que vivíamos era una rareza.
A diferencia de mi familia que éramos cinco hermanos varones y siempre es...