Sin marcha atrás Capítulo VII
Él termina de darse cuenta de que en el fondo y en el exterior ya es una mariquita.
Caminamos todo el trayecto, para ese momento, producto de la falta de costumbre, mis pies comenzaban a dolerme por el uso de mis sandalias, pero, aunque estaba adolorida, seguí caminando hasta que llegamos. No era un hotel 5 estrellas, pero tampoco uno de paso, se diría que un término medio. Subimos por el ascensor hasta el cuarto que ella ya tenía reservado. Una vez adentro ella me ordenó quitarme toda la ropa, a excepción de la lencería y los zapatos, para después recostarme. Mientras estaba en eso vi que...