París, 1877
La muchacha miró acobardada a su dueña y titubeante, llevó sus manos temblorosas a la cuerda que sujetaba los pantalones, la aflojó y los empujó hacia abajo. Un pequeño pene relajado, pubescente y sin apenas vello apareció ante sus ojos.
Permítanme que les presente a Jean Baptiste DuForet. Joven parisino de 34 años, nació en el seno de una familia acomodada y tuvo una infancia feliz. Pudo estudiar medicina gracias a la fortuna del padre y a unas extraordinarias dotes intelectuales. Hace más de 10 años que ejerce como médico, pero es atraído por igual por todas las áreas del saber, pues es un entusiasta del conocimiento. No sólo es uno de los mejores médicos de París, sino que también es miembro de la Sociedad Francesa de Ciencias y forma pa...