Secretaria y amante (8: hagamos un 69)
Realmente nunca antes había sentido una boca como aquella sobre mi sexo, una lengua que se adentraba en mí hasta lo más profundo, que mordía y lamía mí clítoris como no lo había hecho nadie.
SECRETARIA Y AMANTE (8: Hagamos un 69 ).
Alicia me llevó hasta mi habitación. Una vez dentro, me besó apasionadamente, de nuevo. Luego me llevó hasta la cama. Nos tumbamos en ella, y de nuevo su boca se unió a la mía. Su mano se adentró entre mis piernas y yo la imité. Sabía perfectamente donde tenía que acariciar y como, por eso en menos de 30 segundos había conseguido que mi sexo se humedeciera y mi respiración empezara a agitarse excitada.
Me miró a los ojos y me preguntó:
¿Al...