Invitación a cenar
Qué hombre cerca de los 60 no ha soñado juguetear con el cuerpo de una muchacha de 18?
Cristóbal andaba siempre caliente, sobre todo desde que los vecinos contrataron a la nueva asistenta, una muchacha de 18 años, rubia, con un culo respingón de locura y unas tetas, que bajo la ropa se le adivinaban como manzanas, redonditas, que, al andar, se le movían como bolas duras, desafiantes, ya que no usaba sujetador. Su cabello rubio, rizado, salvaje, junto con sus ojos verdes felinos, le daban un aspecto inocente y salvaje.
Hacía tiempo que no echaba un buen polvo, la última vez, hacía...