Viejo Verde
Como cada día, el viejo verde se sienta a ver pasar a las niñas salir de clase...
Con los dientes amarillos, de cigarro y carajillo, el viejo verde se sienta, como cada tarde, en el mismo banco del mismo parque. Lentamente dobla sus piernas y su pantalón toma contacto con la madera. El campanario de la Iglesia repica cinco veces. Él coge su bastón y espera con una sonrisa que muestra los huecos de varios dientes que le faltan.
A sus oídos, que extrañamente se han salvado de los estragos que el tiempo ha causado en su cuerpo, llega el cascabeleo de unas risas agudas. La mano q...