Sexo con maduro del chat
Me dio vuelta, me separó mis nalgas, me pasó la lengua entre estas, subía y bajaba su lengua por mi raya, y cada tanto, la punta de su lengua se detenía en mi ano, y me la metía apenas, solo la puntita. Sin dejar de acariciar mis nalgas mientras las separaba.
Después de lo Esteban, ya nada fue igual. Me sentía completamente distinta, no sabía si lo tenía escondido en mi interior, o me convirtió en una putita deseosa de sexo. Antes de el, ni siquiera me había masturbado, y ahora no podía parar de tocarme, lo hacía en mi cama apenas me despertaba, durante el día cuando podía y antes de dormirme. Como mínimo tres veces al día. Vivía con mis tanguitas mojadas. Las tenía que lavar seguido. No dejaba de ver porno, en unas semanas había visto demasiadas horas. Que me s...