El comienzo con Elena

Elena es una guapa madurita con ganas de sexo

Elena

Comenzaré con éste una serie de relatos, son historias y fantasías vividas, deseo que os gusten.

Conocía a Elena de vista del barrio en el que vivía, vivíamos muy cerca y le gustaba después de cenar ir a tomar café a una bar tranquilo del mismo barrio.

Son esas cosillas de las que te vas fijando casi sin querer, y que por otra parte te van despertando la curiosidad.

Ella era una mujer de 58 años, se notaba que había sido muy guapa de joven, era rubia y no muy alta, tenía unos p...

Peripecias campesinas eróticas

Un peregrino negro que recorre la Gallaecia se ve embadurnado de estiércol, y a partir de ese lamentable suceso entra en Valhalla de las Hermanas Castelo

Estaba en una de mis ultimas etapas de la peregrinatio, y estaba libre de ataduras pues Nerón se había quedado con una pareja que lo había adoptado para sus juegos amorosos y Nelda se había quedado como hembra alfa entre la famélica legión de mastines abandonados por la Gallaecia.

Estaba tranquilo y satisfecho y agotado de tanta correría, con lo cual me senté en un bello prado a comer y a dormir la siesta bajo el rumor del trio d ellos pájaros y un cercano y renqueante tractor que cada vez sonaba más...

Líos en el viaje del INSERSO.

A Carlos, un estudiante de veinte y pocos años, lo invita su tía a un viaje del INSERSO que va a resultar un auténtico lío, pero muy gratificante.

Mi nombre es Carlos. Cuando sucedieron los hechos que voy a relatar, es decir, la primavera pasada, tenía veintitrés años y estaba estudiando el último año del grado en Sevilla. Soy de estatura media, moreno y bastante normalito físicamente.

Era el mes de abril y mi novia y yo habíamos cortado un mes antes. Los dos habíamos alquilado un pequeño apartamento para vivir y cuando terminamos ella se volvió a casa de sus padres y yo me quedé en el apartamento hasta cumplir el contrato que teníamos firmado. ...

Pau, excitante madura.

Me comprometo a no sobrepasarme con Pau, la mujer madura, que fue fuente inagotable de las pajas de todos los adolescentes de mi edad y seguro que también de adultos.

Tengo la teoría de que las personas atraemos situaciones, momentos o a otras personas con ciertas peculiaridades. Quien en su círculo no tiene algún conocido que siempre atrae las desgracias, bueno o su vida es vivir en la desgracia. O a esa otra persona que le suceden las cosas más raras del mundo, lo que de normal no le sucede a una persona salvo alguna rara vez. Es como si fuéramos imanes. Atraemos lo que proyectamos. Lo digo porque últimamente coincidía con muchas parejas con ciertas “inquietudes”, lo q...

La preñada y sus ardores

Peregrino negro y para colmo monje atiende los ardores de una moza preñada.

El viaje o peregrinatio tocaba a su término, y que mejor que pasar unos dias por el Monasterio de Arieso, residencia de los Padres Reparadores de la Santa Vieira, cuya forma tantas noches y dias he podido contemplar al natural y simbólicamente.

Hacia ya dias que pululaba por los entresijos monacales echando una mano donde se podía, y pude hacer gran amistad con el Pater Prudencio, de mucha edad, pero de ardoroso corazón y calenturienta imaginación.

Mientras preparábamos unas cremas en la botica...

Inimaginable fantasía cumplida.

Encuentro por casualidad a los padres de un “amigo” y su madre fue durante toda la época de adolescencia, la musa de las pajas de toda la pandilla.

Un día normal, si no fuera por el excesivo calor, me acerque al Corte Ingles a comer y a comprar alguna cosa que me hacía falta. Daba gusto estar dentro con el aire fresquito. Viendo ropa, me fije en una mujer que estaba de espaldas. Era rubia, melena a media espalda, completamente liso, casi parecía una peluca. Se veía que era una mujer con buenas curvas, mediría 1,65 o 1,70, lo que pasa que llevaba unas sandalias con un buen tacón y eso me despistaba un poco. Con ella había un hombre que estaba medio de e...

Reventadas para poder llegar a objetivos

Dos maduritas casadas tienen que cerrar un importante trato con un cliente ruso sea como sea. De eso se aprovecha el traductor para rellenarlas de leche a gusto.

Había sido un verano espectacular, con las aventuras que les he relatado y muchas otras no tan increíbles pero con bastante morbo. Llenas siempre de jovencitas en apuros que tenían que pagar su “peaje” con su comprensible portero de discoteca y de una exquisita amabilidad al tratarles como se merecían.

Yo todas estas historias se las contaba a David, un buen amigo que conocí por casualidad de copas por Madrid y que tenía 25 años menos que yo.

Él siempre fascinaba con mis historias y me recordaba...

Viaje de trabajo con mi Jefa III

Última noche por Barcelona en una jornada marcada por las sorpresas.

Entre dormido y despierto no sabía si lo que había vivido la noche anterior había sido real o sólo un sueño.

Me deleitaba en el recuerdo tratando de despertarme y cuando conseguí desesperezame ahí estaba Elvira con la cara metida en mi entrepierna y la boca subiendo y bajando por todo mi rabo.

Era una mamada golosa, babeante, sentí sus manos sobre mis huevos y sus uñas arañándolos. La poca luz que entraba a través de la ventana me permitía vislumbrar sus labios sobre mi polla. Era una sensación...

Tía Mery

Visita familiar de los veranos, a la casa de tía Mery.

No visitaba el pueblo de los veranos desde que tenía catorce años o así, pero aquel verano se estropearon todos mis planes y decidí irme con mis padres y mi hermana. Esta vez con diecinueve años lo viviría de forma diferente, ¡y tanto!

Llegamos tarde, casi para la cena. Aún recordaba que era de las últimas casas del pueblo. Tía Mery salió a recibirnos, siempre fue muy amable y hospitalaria, aunque no era tía mía de verdad. Ella había sido como una hermana para mi madre en su infancia, y su nombre real...

La señora de los perros. Peregrino Negro

Una señora reparte pan entre famélicos perros y favores entre sus visitantes

LA SEÑORA DE LOS PERROS. El Peregrino Negro

Ya llevaba unos cuantos días metido en aquella inmensa foresta, cuando ante nuestro paso, apareció una primorosa casa de altas verjas, ante la cual merodeaban unos hambrientos perros, muy escuálidos y agresivos, los cuales al vernos a mí y a Nerón, empezaron a gruñir sin saber muy bien porqué.

No habíamos llegado al pie de la casa, cuando por el gran portón llovían unas cuantas hogazas de pan que pronto fueron adquiridas por una de aquellas vestías ham...