Gigoló por un día
Pobrecita, debía llevar 30 años sin correrse, fue lamerle el coño, aflojársele las piernas y caer arrodillada con los ojos en blanco.
Hace 45 años estaba yo partiendo leña con un hacha para la señora Gloria en la parte de atrás de su casa. La mujer tenía 60 años y llevaba treinta viuda. Vino a mi lado y mirando para mi torso desnudo y sudado, me preguntó:
-¿Quieres ganar mil pesetas, Quique?
-¿A quién le hay qué dar una paliza?
-A nadie. Si me dejas que te la chupe y me trague tu leche te doy mil pesetas.
-Por ese dinero dejo que me la chupes, te follo y de propina te doy por culo.
Me miró a los ojos, y me di...