Prisión eterna
Una historia de terror fantástico: espero sea del agrado de los lectores.
Respirando agitadamente, el agotado hombre miraba sonriente el mar encrespado, ese día de invierno. El sol se alzaba calentando apenas la playa rocosa de aquella desolada isla. Jadeante, mojado, el fornido joven sonreía mostrando todos los dientes, mientras observaba el océano, mientras se quitaba lentamente todos los implementos que llevaba sobre su traje de buzo. Mientras soltaba una sonora carcajada, escuchaba los gritos que, de cuando en cuando se dejaban escuchar en medio de la estática que solta...