Mentiras piadosas
Relato no eròtico acerca de esas pequeñas grandes mentiras an las que, pensando no dañan a nadie, vivimos.
Mentiras piadosas.
Aldo se levantó violentamente de la silla. Golpeó con sus puños la mesa y repartió maldiciones. Estaba sumamente furioso; más que nunca. Era el décimo disquete en el mes que quedaba inservible. Esa computadora que tenía enfrente, al igual que podría haber sido cualquier otra en el laboratorio, era la culpable. El equipo de cómputo de la universidad era realmente malo. Eso le molestaba. Es cierto que su rabia se incrementó porque ese disco en específico, era el que contenía el...