Mercado laboral 03: parejas liberales

Otro nuevo abuso de poder.

  • En realidad, es el dominio, la sensación de poder…

Incómodo, sin comprender cómo habían llegado hasta aquel punto, Carlos miraba sin saber donde meterse hacia la polla de don Julián, su jefe, que Luisa empezaba, una vez más a tragarse hasta hacerla pasar entera a través de su garganta mientras, el muy imbécil, seguía teorizando como si sus absurdas reflexiones acerca del mundo de los negocios tuvieran el menor atisbo de genialidad.

  • Es esta idea de verla así, arrodillada entre mis piernas, la...

Níbula 05: deidad

No resulta fácil encajar este cuentecillo en las categorías de TR.

Ocultos en la ventisca, cabalgaron en silencio durante todo el día. Helga se sentía liberada. Por primera vez desde Sísive, tenía la sensación de ser dueña de su destino, de tener un destino, al menos, aunque era consciente de la incertidumbre de su futuro en manos de aquella bestia y comprendía que dependía por completo de la voluntad de Müller. Pese a ello, no tenía miedo.

Se internaban en el bosque al paso cansino de sus caballerías. Apenas un par de veces se detuvieron a descansar el tiempo precis...

Níbula 04: sin retorno

Helga de nuevo y un giro en su fortuna.

Cuando sintió el temblor de los muslos bajo sus manos, Helga supo que estaba a punto de terminar. Succionó fuerte, deseosa de liquidar el asunto y volver a sus ocupaciones. Dieter emitió un gemido ronco y, sujetando con fuerza su cabeza, se corrió en su garganta. Tragó su esperma sin asco, mecánicamente.

  • Vamos, anda, arréglate y sal a la taberna.

Sin prisa, mientras se alejaba de vuelta a sus tareas, reintrodujo las tetas en la camisola y tiró de las cintas del corpiño. Al menos, aquella noche...

Níbula 02: Helga

Conocemos a Helga, la esposa del herrero, y sabemos de su suerte.

Para Sísive, cuando los días eran ya cortos y el frío empezaba a meterse en los huesos, tres meses después de la desaparición de Hans, ya no quedaba un cobre en casa. Las miradas esquivas y los incómodos silencios que la siguieron desde entonces, apenas -lo sabía-, quedarían en anécdota incómoda en comparación con lo que sucedería después.

A mediodía, en la plaza, frente al ayuntamiento, cada granjero del pueblo aguardaba junto a su tributo la llegada del recaudador. Carretas de fruta o de grano, cabe...

BPN. Ojos verdes (5). Una mente para el pecado

Segundo encuentro con la hija de mi vecina.

El sábado fue un día tranquilo, para variar. Salí a comer con Miro, mi mejor amigo y su novia Blanca a un restaurante bastante de moda en Zaragoza, un japonés. Comimos sushi, carne teriyaki, yakisobas y mochis, charlamos de un montón de cosas y terminamos de sobremesa en una cafetería, compartiendo confidencias y anécdotas.

Habían pasado años desde lo que ocurrió con mi ex Irene y mi cuñada Ana, historia que supongo ya conocen, y lo digo con toda sinceridad, hacía tiempo que para mí era agua pasada. H...

Maestra poseída XV

El adiestramiento continúa

Capitulo 15

La física y mentalmente exhausta maestra se miró los pies y con sus pechos totalmente desnudos, se tambaleó entrando en la casa.

"Me parece que ha tenido una tarde muy emocionante, señorita Gómez", rió Yolanda. "Quítese ese vestido tan ridículo ahora mismo."

Puri forcejeó y se quitó el vestido sin una queja. Su cuerpo estaba agotado tanto por la humillación como por la sesión de ejercicios y tener que correr con los imposibles tacones altos. Estuvo de pie ante su impasible estu...

BPN. Ojos verdes (4). Todos los caminos llevan a..

Castigando la desobediencia

Dicen que solo te decepcionan aquellos de quienes realmente esperas algo.

Es otra forma de decir aquello de “quien bien te quiere te hará llorar”, porque es verdad verdadera que es complicado que te defraude en quien no confías. Duele depositar tus esperanzas en alguien o en algo, creyendo firmemente que no te puede fallar, y comprobar con amargura que hay ocasiones en las que incluso de quien menos podrías esperarlo llega la bofetada, se truncan tus ilusiones y descubres, una vez más, que la vida no...

BPN. Ojos verdes (3). Helena, la hija

La hija de mis vecinos también cae presa de mis maquinaciones.

Mi abuelo siempre fue un hombre callado, trabajador y algo taciturno que obedecía el viejo adagio de “desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo”. Nunca le vi cenar más que un trozo de queso o jamón con un par de vasos de vino, o en días excepcionales, un cuenco de sopas de ajo. Y debió de funcionar, porque murió el año pasado con noventa y cuatro años.

Aquella noche se habría avergonzado de mí.

Cené como un obispo, que se suele decir. A pesar de que era entresemana, me c...

BPN. Ojos verdes (2). Sometiendo a una madre

Laura no puede evitar caer en mis manos, y toma su primera clase práctica.

¿Usted se considera buena persona?

Seguramente no haya matado a nadie con sus propias manos. Ni atracado un banco a punta de pistola, ni dado una paliza a alguien indefenso, ni provocado un incendio forestal. Posiblemente sea una persona educada, amable, a la que le gustan los animales, que ayuda a sus amigos y familiares, que tiene aficiones y pasiones inofensivas, que va a la iglesia y hace caridad con los más desfavorecidos. Posiblemente. Si alguien se cruzara con usted, si alguien le preguntara di...

Maestra poseída XIV

Puri nunca pensó en que podría caer tan bajo...

Capitulo 14

Puri sollozó en el suelo durante 10 minutos. “Yo no puedo hacer esas cosas. Quizá no lo he leído correctamente”. Lo leyó de nuevo con mano insegura.

“Querida señorita Gómez, debe hacer todo como se enumera en esta nota. Y recuerde que debe volver a casa antes de las 10:00 P.M. o seré incapaz de detener su descubrimiento y no sólo habrá destruido su propia vida, sino también la de su marido y de su hija.

  1. Se quitará su falda y el suéter.

  2. Se pondrá el vestid...