Mi esposa: entregada (3)
Dejar y colaborar para que se follen a tu esposa otros hombres. En un relato verídico.
Me acerqué entonces a ella. Me miró vencida y cansada, pero sin rencor y sin que le llamara la atención el por qué estaba allí. La tapé lo que pude con su propio vestido que estaba en el suelo.
Aquello había sido demasiado. Estoy seguro que nunca hubiera pasado por su cabeza el haber llegado a estos extremos. Se encontraba sucia y manchada, avergonzada y muy cansada. Pero realmente no sabía lo que aún le esperaba.
Alfredo hacía rato que se había percatado de que alguien miraba el salón des...