Mentiras obscenas (4)
Capítulo 4.
Ocho menos cuarto de la mañana. Como es habitual en mi me levanto, hago unos pocos ejercicios matutinos hasta las ocho y media, para mantener a tono los músculos, tersos pero no abultados que tanto adoran las mujeres en mi; me doy una ducha fría, algunas cremitas para mantener la piel lisa y brillante; desayuno ligero y a las nueve o más llego a la oficina más activo.
El edificio donde trabajo siempre me ha fascinado, suelo detenerme a contemplarlo todas las mañanas durante un minuto antes de en...