Una noche mágica
¿Hasta qué punto era ella consciente de sus actos?
-Gracias por acompañarme, pedírselo a Román o a Kostia, era perder el tiempo. - sonrió la niña, y el chiquillo, rojo pero no del sol, asintió.
-Son unos inmaduros. Yo ya he comprado otras veces compresas, o tampones para mi madre. No tiene nada de particular.
-Sí, pero no es lo mismo comprarlos en el híper, que sólo tienes que cogerlas, a comprarlos en la farmacia de aquí, que hay que pedirlas... Has sido muy amable. - Tercero tomó la mano de su primo Renato y le besó en la mejilla. Éste son...