Clases en la oficina del morbo
Clases en la oficina o en cualquier lugar que desate el deseo
La oficina del morbo, no se llamaba así, pero bien le hubiera caído ese apodo.
Lo conocí en un chat, de esos que crecían promediando el 2004. Casado e intrépido. En la estrechez mental de la ciudad jamás su nombre estuvo manchado. En privado, poco afecto a cumplir las normas que exige la sociedad. Siempre dio rienda suelta a sus instintos y me arrastró con ellos.
Los chats se prolongaron varios meses, nos fuimos conociendo de a poco. Alguna vez sugirió que mis novios me duraban poco porque quizá...